¡Dímelo aunque duela!

Las cosas que se hablan y no se interpretan ni ejecutan adecuadamente traen tensiones y desgastes en las relaciones, especialmente cuando asumimos que somos escuchados integralmente

Las cosas que se hablan y no se interpretan ni ejecutan adecuadamente traen tensiones y desgastes en las relaciones, especialmente cuando asumimos que somos escuchados integralmente. Hay quienes hablan para decir algo, mas sus palabras sólo logran opacar sus intenciones; hay quienes hablan fuerte intentando acentuar sus sentimientos , pero no consiguen impresionar a nadie y están los ignorados, sin importar lo veraces o perfumadas que sean sus palabras. Dijo Jesús al respecto que el problema no es la semilla, sino el terreno donde cae; los corazones engreídos oyen pesadamente. Casos sobran cuando tenemos tanto que decir que las palabras quedan cortas y se opta por enmudecer; pero justo cuando alguien decide callar es cuando más está diciendo.

Posted in Rosas para el alma

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