La vida cambia, las estrellas pasean el universo, el corazón palpita, los pensamientos corren como cascadas y la tierra rota girando sobre sí misma a lo largo de un eje imaginario que pasa por sus polos… Pero, ¿cuál es el eje de nuestra existencia? ¿Qué nos mueve verdaderamente? ¿Qué nos alinea tan perfectamente a un propósito de amor y un futuro pleno? El rey David dijo: “Tus ojos veían todos mis días, todo ya estaba escritos en tu libro y contado antes que existiera uno de ellos”: Salmos 138:16. Sin dudas, ¡es Dios! Tiene contados nuestros cabellos, nuestros pasos, nuestros días, aún nuestras lágrimas en su copa. Entonces, qué importa hacia donde gire la tierra o salga la sol. Su amor es mi sentido de dirección.

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