La mayoría de las personas prefiere tener razón a tener la verdad, por ello toman una pieza del pastel de la realidad, un poco de verdad como relleno, la propia, y luego lo cubren con la deliciosa crema de chocolate batida con los argumentos que todos quieren oír.
Pero no funciona así aunque en el momento suene delicioso. Un rayo de luz en la oscuridad no produce luz suficiente para un amanecer. Por igual, requerimos de verdades que se defiendan solas, de egos arrodillados para que Dios prospere su propósito en nosotros. No busquemos manipular a Dios con nuestro dolor ni a los hombres con nuestras razones, tantos años sin salir de ese desierto está hablando fuerte y claro de que Dios nos ama pero no puede ser burlado… ríndete.