El Señor Jesús en una ocasión dijo, “a quien mucho se le perdona, mucho ama”. Los que hemos sido perdonados mostramos la magnitud de ese amor que se manifestó en perdón cuando damos a conocer nuestros abismos y miserias. El salmo 40, del 1-3 lo dice de así: “Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová”… Es necesario testificar y contar las grandes cosas que ha hecho el Señor, pues la evidencia de sus hechos y su poder está en nosotros… habla y no temas, nadie es más porque lo elogien ni menos porque lo calumnien.

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