En medio del dolor, los desaciertos y las tempestades, viene tu temporada. Sí, ya viene, veloz entre nubes, la tan anunciada y masticada en la espera, esa que con esmero Dios ha trabajado para mostrarte su gloria, para sellarte el corazón. Debes tener presente que “en su mano están tus tiempos”, entonces prepárate y que ese primer día, cuando llegue te encuentre creyendo, amando, resistiendo siendo humilde, siendo audaz, sincero y valiente, porque cuando Dios trae, barre lo viejo, purifica lo necesario y promueve lo verdadero. Viene el día y trae tu recompensa, cambiarás de estación, de zapatos y de expresión, dejarás el desierto y el pensar austero, viene lluvia que mojará todo, en un día empapará tu pasado y desbordará tus estanques… ¡Huele a lluvia y huele a Dios!

Posted in Rosas para el alma

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