Si algo conocemos es que hemos dado consejos que luego no nos vemos aplicando. Es tan humano saber qué hacer en los zapatos ajenos y tan difícil ponerles precio a nuestras yerros. Pero así somos mientras la vida nos recuerda que “del dicho al hecho hay mucho trecho, y pocos lo atraviesan con la frente en alto y caminando derecho”. La voluntad se fortalece con determinación. Tú, que sabes que llegar a la meta cuesta, empuja con misericordia, estimula con sabiduría, apoya con fe y tolera con gracia, porque no todos triunfan al primer intento o entienden desde la primera vez. Tampoco dudan del primer impostor, mucho menos aprenden a primera vista, pero podrían levantarse con la primera oportunidad! Entonces, mientras se tambalean, “es preferible dar amor a dar consejos”.