En 1 Samuel 12:22, nos encontramos frente a frente con el corazón del profeta, que como espejo viviente revela el parecer de Dios a su pueblo amado, ese Dios de pacto, que no cambia ni se muda, consejero, amigo, noble como no hay otro y que dice con precisión: “Pues Jehová no desamparará a su pueblo, por su gran nombre, porque Jehová ha querido haceros pueblo suyo. Así que lejos sea de mí que peque yo contra Jehová, dejando de rogar por vosotros; antes, os instruiré en el camino bueno y recto. ”​ ​La perspectiva humana es circunstancial, viciada y limitada; el ojo de Dios tiene la perspectiva eterna y justa ¿Quiénes somos para contradecir sus perfectos designios? Humanamente, nunca alcanzarás a hacer justicia, entonces no te rebajes a criticarla.

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