A Luis Abinader nuevo presidente de la República, le ha tocado una coyuntura crítica por pandemia de Covid-19, con arcas prácticamente vacías, de modo que tiene que ver cómo hace malabares para reducir costos y ahorrar recursos. Pero en esto tiene el gran factor en contra de un estado clientelar como el dominicano (que queremos superar pero resulta complicado por nuestro rezago socioeconómico) y la presión partidaria sobre el empleo público, ahora lógicamente mayor porque como consecuencia de la crisis sanitaria escasea más el empleo en el sector privado. “Gobernar debe ser muy placentero, pues todos quieren hacerlo”, decía Voltaire; pero no es nada fácil lo que le ha tocado al nuevo mandatario, alguien que, casualmente, tiene ya su vida hecha.

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