Si antes de la cuarentena no llegabas a cenar con tu familia, no eran buenas razones, simplemente eran excusas…

Si entendías que no tenías tiempo para buscar a Dios pero ahora que tienes sigues sin buscarlo, no fue cuestión de tiempo, era tu corazón… Si dejaste libros, proyectos, visitas pendientes y tu propio cuidado personal por el exceso de trabajo, y aún no retomas, necesitas sincerarte y entender que una decisión vale más que mil palabras, que el valor de tus excusas nunca supera al poder del compromiso. Recuerda que donde está tu tesoro está tu corazón, por eso el que quiere hace el tiempo y el que no pone pretextos. No tardes en entenderlo porque puede que cuando finalmente lo comprendas tu hoy se haya convertido en ayer.

Posted in Rosas para el alma

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