Normalmente nos relacionamos con muchos pero no nos ligamos con todos. Las emociones, pensamientos, sentimientos y anhelos no encajan o fluyen con cualquiera… coincidir con alguien es fácil pero conectar con ese alguien es otra cosa. Conectamos porque hay propósito y hay propósito porque hay razones divinas. Dios es el fundamento de toda relación y nos hace conectar, no solo encontrarnos. Cuando Dios es quien conecta, las almas siguen así aunque estén de espaldas o a kilómetros, o murallas de orgullo se interpongan. Sabes, “la tierra está suspendida sobre nada” y “nada” no es vacío porque no se trata de espacio, sino de propósito, no es algo físico. Igualmente las relaciones requieren del fundamento “amor” y las conexiones de “propósito”. La física atrae, la química captura, pero el propósito sostiene.

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