La simpleza se tornó tan común que espanta, solo fluir con las corrientes muertas del mundo y ¡zassss! Allí no hay grandeza alguna, por esta razón “el proverbista bíblico dijo: “¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza, y los burladores desearán el burlar, y los insensatos aborrecerán la ciencia? Colocó a los burladores y los insensatos en la misma balanza, mostrando que tienen mucho en común. Los exhortó a devolverse de sus caminos, a acatar la reprensión, tratándolos como gente ausente al espíritu de Dios.

Entre simpleza y sencillez no existe similitud. La gente plena y segura prefiere impactar en lugar de aparentar, ser en vez de parecer. La sencillez es la más dulce invitación hacia el corazón, ella se expresa con generosidad, brilla con humildad y pide con calidez.

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