Luis Abinader le otorgó a Participación Ciudadana la Dirección de Compras y Contrataciones que venía con un proceso de adecentamiento desde el pasado gobierno. En esta gestión la DGCC exhibe mayor libertad para ejecutar la ley que le regula defendiendo su rol de control que penosamente el Congreso no ejecuta, aunque es el órgano de control del Estado. Hay que saludar todo esfuerzo por trasparentar los procesos, garantizar los niveles de participación de pequeñas y medianas empresas y por supervisar las compras de emergencias. Por supuesto, falta más porque el Estado sigue teniendo trabas burocráticas que impiden su eficiencia. Lo que está por verse es si esta dirección logra combatir la colusión entre postores oferentes.

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