Se escuchan quejas por lo aburrido de la campaña. No faltan lamentos por las numerosas críticas y las escasas soluciones. Siempre habrá razones, incluso valederas, para la insatisfacción, porque ningún proceso electoral es perfecto. Pero hay algo de lo que podemos enorgullecernos sin lugar a dudas: la democracia dominicana ha sabido garantizar a todos los participantes, una vez más, el pleno ejercicio de los recursos que un proceso civilizado admite de forma legítima. Incluso, hemos incorporado el debate como recurso para destacar en base a capacidades y presentar ideas a los electores. Votar y contar, es lo que para coronar con éxito.