Al secretario general de la ONU, António Guterres no le hace caso nadie, como prueba irrefutable de que la ONU ha fracasado en su principal objetivo de preservar a las generaciones futuras del flagelo de la guerra. La ONU es títere de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (Rusia, China, EE.UU. Reino Unido y Francia), todos con derecho a veto. Y así es imposible que este organismo pueda funcionar. Por eso la frase amarga de Guterres: “Si no dejamos de lado nuestras diferencias, la vida en el planeta estará en peligro”. Y no solo por la urgencia que representa la crisis del clima hoy en día, también por la imposibilidad de mantener la paz y la seguridad internacional.

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