Hace 11 meses una manipulación a gran escala, magnificada hasta el infinito por Estados Unidos utilizando a su operador Luis Almagro, provocaba la caída del presidente Evo Morales, acusado por esa maquinaria feroz de haber efectuado un fraude electoral para quedarse en el poder.

Una mentira enorme que no se quedaba en un simple escarceo poselectoral, sino que se saldaba con la vida de decenas de personas de los sectores populares que protestaban el derrocamiento disfrazado de su líder.

Menos de un año después de aquella ejecución malvada y criminal, el partido de Evo gana las elecciones con un margen superior al obtenido por el líder indígena, frente al mismo candidato de la derecha y frente a los mismos intereses que de manera permanente han estado en contra del proceso boliviano.

Al elegir de manera abrumadora a Luis Arce, candidato del Movimiento Al Socialismo (MAS) con el 53% de los votos válidos, los bolivianos reivindicaron el legado político y social de su líder, y reivindicaron también aquella expresión lapidaria de Martín Luther King: “Podrán matar al soñador, pero jamás el sueño”.

¿Por qué a la derecha golpista boliviana, alicate de las transnacionales, no les resulta tan fácil deshacerse de Evo Morales? Veamos algunos datos.

Para 2005, cuando Evo asume el poder, Bolivia estaba en la lista de los países con los peores indicadores de desarrollo humano, compitiendo en término de pobreza con Haití, Honduras, Guatemala y otras naciones.

Esos indicadores, medidos ya fuera por el per cápita de su Producto Interno Bruto (PIB) o por paridad de poder adquisitivo, daban como resultado que Bolivia ocupaba uno de los cinco primeros lugares en pobreza y pobreza extrema, a pesar de contar con grandes recursos naturales.

En 14 años de gestión, Evo logró que su país mejorara significativamente los indicadores mediante una justa distribución de los ingresos que antes se los llevaba un grupo de empresas transnacionales que dejaban migajas a los propietarios de esas riquezas.

Solo por concepto de gas natural, Evo logró que los bolivianos recibieran 12 veces más de lo que recibían cuando fueron gobernados por la derecha golpista y rapaz que entregaba asas riquezas a empresas igualmente rapaces, y que estaban representadas por quienes han escogido sistemáticamente a Carlos Mesa como candidato, siendo, sistemáticamente también, derrotado por el pueblo.

Un reciente informe de la Universidad de Oxford en Reino Unido, reforzado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, da cuenta de esos avances, y cuando se analiza el cambio de vida de los bolivianos nos damos cuenta la razón por la cual a esos grupos les será difícil desplazar del poder a un movimiento sembrado en el corazón del pueblo.

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