La burocracia estatal es una labor de muchos riesgos, donde existen funciones clave, cuyo desempeño es determinante para la buena marcha del Gobierno.

En un país donde las finanzas públicas son precarias y dependen de dos fuentes esenciales para sustentar los ingresos fiscales, los gobernantes se manejan con sumo cuidado al momento de asignar esas agencias.

Me refiero en un caso a la Dirección General de Aduanas (DGA), la que soporta los ingresos vía aranceles, donde se generan conflictos de importancia que tienen que dirimirse sobre el filo de la navaja, dados los intereses que se tocan.

Es por ello que analizar la gestión de un director de la DGA se tiene que hacer con una lupa para no caer en evaluaciones que luego nos lleven a recoger lo resaltado.

Eduardo Sanz Lovatón va camino a cumplir cuatro años como director general de Aduanas, unas funciones que ha logrado cumplir sin estridencias ni escándalos, elementos que solían estar presentes en tiempos pasados, debido precisamente a la variada gama de intereses que allí confluyen, interactúan, tropiezan y se solapan.

Haber llevado esas funciones con el sello que le ha sabido imprimir Yayo Sanz a su trabajo en Aduanas, se puede considerar que califica para reclamarse como un legado.

Sin embargo, eso solo sería muy subjetivo y quedaría a la interpretación de quienes analicen dicha gestión, si no fuera porque lo verdaderamente relevante está en los hechos en sí.

Por ejemplo—y solo algunos casos concretos—podemos citar la eliminación de robos de contenedores de los puertos, acción delictiva que tenía con el grito a los importadores; el establecimiento de rayos X para la verificación de mercancías antes de ser retirada, y lo más relevante: el despacho en 24 horas.

En conversación con importadores amigos me han asegurado que esa reducción de tiempo de entrega de sus mercancías, además de convertirles en más eficientes frente a sus clientes, les ha significado importantes ingresos al poder encargar nuevos pedidos en menor período.

Un dato demoledor del acierto de esa y otras políticas internas en la gestión de Yayo Sanz, sin duda que ha sido su tremendo impacto en las recaudaciones, puesto que la DGA ha aportado a los ingresos del Gobierno unas cifras históricas por sobre los RD$706 mil millones en 41 meses. Volveremos con el tema.

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