Aún es largo el camino para eliminar brechas

Según el Instituto Interamericano de Derechos Humanos, la igualdad y la prohibición de la discriminación son las dos piedras angulares de los sistemas de derecho y de la cultura de la legalidad.

Según el Instituto Interamericano de Derechos Humanos, la igualdad y la prohibición de la discriminación son las dos piedras angulares de los sistemas de derecho y de la cultura de la legalidad.El respeto a los derechos humanos y a sus principios fundamentales constituye la base para el desarrollo de una sociedad democrática y la vigencia de un Estado de derecho. La idea de igualdad es el motor y el fundamento de las sociedades democráticas actuales, por lo que se ha demostrado que es un asunto de notable complejidad y de enorme dificultad, debido a la imprecisión de sus límites y a la flexibilidad en su instrumentación política, la cual arrastra grandes debilidades.

Las conductas discriminatorias manifiestan relaciones de poder en las que están presentes concepciones de superioridad-inferioridad, que influencian los modos de percibir el mundo y las relaciones sociales.

Respecto a las mujeres, la discriminación responde a patrones socioculturales, entre los cuales predominan prácticas sociales que conciben los derechos humanos en términos masculinos.

En virtud de las desigualdades presentes y a la discriminación que ha imperado, la practica social y política muestra que ese segmento poblacional no cuenta con las mismas posibilidades de acceso a puestos de decisión ni de participación ni se valoran sus capacidades en igualdad de condiciones que los hombres.

Aunque determinadas construcciones culturales emergentes en las sociedades modernas establecen posiciones distintas en las situaciones de ambos géneros, la participación democrática, en modo alguno, excluye de manera explícita a las mujeres. De esta situación se deriva el cuestionamiento sobre la legitimidad de una democracia cuando en la misma es excluida una importante proporción de la población, como el caso de algunos regímenes que se titulan democráticos en el mundo.

En la dirección anterior, en Latinoamérica, por ejemplo, las mujeres conforman aproximadamente el 50% de la población de los países y del padrón electoral, aunque sólo el 18% de las autoridades electas en los órganos legislativos son mujeres.
La debilidad democrática está fuertemente ligada a los vacíos de representación. Por ejemplo, cuando las autoridades públicas electas no expresan la diversidad existente en su comunidad o los ciudadanos y ciudadanas no gozan de una igualdad efectiva y reconocida para presentarse y competir para ocupar cargos públicos, estas situaciones provocan la escasa efectividad de los representantes para mediar entre los intereses de sus representados y en el sistema político para dar respuesta a las demandas ciudadanas.

Tomando en cuenta las excepciones vigentes, puede afirmarse, con seguridad, que el déficit más evidente en las democracias de América Latina se produce en el ámbito de la representación. La sobre-representación de los hombres en los órganos de decisión, la falta de igualdad en el acceso a cargos públicos y la dificultad para que los intereses de las mujeres estén representados por ellas mismas, constituyen problemas evidentes de los regímenes políticos.

En el contexto anterior, es importante precisar que la participación política se define como la posibilidad real de que todas las personas, independientemente de su sexo, origen nacional o étnico y sus condiciones económicas, sociales o culturales, tengan la oportunidad de ejercer, en forma individual o colectiva, todas las actividades derivadas de su derecho a decidir sobre el sistema de gobierno, elegir representantes políticos, participar en la definición de normas y políticas públicas y controlar el ejercicio de las funciones públicas asignadas a los representantes políticos.

Al analizar las tres manifestaciones sustanciales del ejercicio de los derechos políticos: el derecho a elegir y a ser elegido o elegida; el de toda persona a participar en los organismos de decisión de la administración pública; y el de tener acceso a la función pública; observamos que para alcanzar la igualdad de las mujeres respecto de los hombres en este escenario, aún queda un largo camino, a pesar de los avances obtenidos en los últimos años.

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