Asegura construir un dique del lado dominicano es correcto, y garantiza agua para las dos naciones de la isla

Silvio Carrasco, profesor y especialista de agua, aseguró que es correcta la solución presentada desde el gobierno dominicano, consistente en la construcción de un dique sobre el canal La Vigía, en Dajabón, para abordar el conflicto fronterizo entre Haití y República Dominicana, generado por la construcción de un canal que involucra al Río Masacre.

Según Carrasco, exdirector del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi) ese dique garantizaría el acceso equitativo al agua para ambos países. Eso va en la línea de una solución técnica y consensuada. “Solo habría que conectar el canal”, indicó. Y aseguró que la toma que Haití está haciendo ahora, que es una toma que no tiene diseño, es un proyecto viejo, no necesariamente de ahora.

“Si no llega agua nadie tiene agua y si llega mucha agua, entonces se divide mitad y mitad para cada lado”, explicó Carrasco, en el Desayuno de elCaribe y CDN.

Desde su punto de vista, esa es la solución inmediata y ya está instruida por el presidente de la República, Luis Abinader. “Ese canal, el que está haciendo Haití, no tiene diseño, porque los canales no se construyen de aguas abajo a aguas arriba. Usted no construye un canal de la cola para la cabeza, porque usted no sabe dónde va a terminar la cabeza. . No lo hicieron así, como corresponde hacerlo, porque entonces tenían que pedir permiso”, expuso el experto en el abordaje del tema.

Desde el punto de vista de Silvio Carrasco, la construcción de un canal por parte del país vecino no tiene ninguna consecuencia negativa para República Dominicana, siempre y cuando se haga con los rigores técnicos requeridos y siguiendo los estándares para ese tipo de obras. Y precisamente, el actual no cumple con ninguno de los parámetros.

Equivale a decir que prácticamente se construye de forma artesanal.

“En la forma que se está construyendo… de esa forma sí afecta a República Dominicana, porque no tiene diques ni compuertas reguladoras. A Haití le corresponde una parte del agua. La cuenca es haitiana, pero esa cuenca haitiana tributa en dos lugares, que son Don Miguel y en Manzanillo”, expuso.

Según Silvio Carrasco, el Gobierno dominicano no se opone per sé o porque sí a la construcción del canal en cuestión.

“El gobierno de lo que se queja es de que ambas partes no están sentadas en la mesa para definir cómo es eso. El Gobierno dominicano se queja de que los haitianos no quieren ir a la mesa técnica para definir el canal con criterios técnicos, apuntó.

El presidente de República Dominicana, Luis Abinader, dispuso el cierre total de la frontera con Haití a partir de las 6:00 de la mañana del pasado viernes 15 de septiembre. Es un cierre por aire, mar y tierra, que impide todo tipo de actividad, tras la polémica edificación de la obra de riego que, según las explicaciones que llegaron a ofrecer, incluso desde el gobierno, desviaría hacia Haití las aguas del fronterizo río Masacre, en el noreste de la frontera dominico-haitiana.

El profesor Carrasco ha propuesto un enfoque técnico y consensuado (a eso se refiere cuando plantea que lo del canal se trate en una mesa técnica), que podría poner fin a la disputa y garantizar el acceso equitativo al agua para ambas naciones.

¿Es o no como se ha dicho?

El dique al que se refiere el especialista de agua, debe comenzar con la instalación de gaviones para crear la estructura que soporte las dos compuertas, seguido del revestimiento necesario. Esta solución se presenta una medida a corto plazo para asegurar el abastecimiento de agua a los productores dominicanos en Dajabón. En esa zona hay tierras fértiles y se cultivan rubros diversos, de los que se ha dicho podrían colapsar.

Carrasco asegura que la construcción del canal que trabajan del otro lado de la frontera no implica un desvío del Río Masacre, como se ha sugerido, sino más bien una derivación. “Son cosas distintas”. Mientras que un desvío cambiaría la dirección del río, una derivación implica tomar parte de su flujo para un propósito específico, como el riego o el suministro de agua potable, por ejemplo.

El contexto vigente ha dejado una señal clara: Sentarse en una misma mesa de diálogo con Haití es una tarea complicada; imposible, prácticamente. Siempre lo ha sido y en la actualidad mucho más, debido a la falta de control del gobierno de ese territorio sobre las bandas armadas y criminales que operan allí.

Carrasco también mencionó la importancia de la regulación binacional de los ríos compartidos entre ambos países. Destacó que la línea fronteriza entre Haití y República Dominicana, desde Manzanillo (en la parte norte-línea noroeste) hasta Pedernales, tiene una extensión de cerca de 400 kilómetros y abarca múltiples cuerpos de agua binacionales, incluyendo el Río Masacre, el Río Libón,y el Lago Enriquillo.
El Lago Enriquillo, uno de los acuíferos subterráneos más importantes del país, posee un enorme volumen de agua, y Carrasco subrayó que es esencial estudiar la parte haitiana para crear una explotación binacional de éste. Adicionalmente, señaló que la sobreexplotación de un lado podría afectar negativamente al otro, y que el agua tiende a fluir hacia la depresión, lo que hace que la regulación de los ríos compartidos sea una necesidad imperante.

En esa parte del diálogo rememoró sobre las devastadoras inundaciones causadas por el Río Soliette en mayo de 2004, que afectaron gravemente el barrio La 40 en la provincia Independencia. Esas inundaciones fueron provocadas por el aumento de los niveles del río, que tuvo su origen en Haití. El lado dominicano lo pagó bastante caro.

Cuando ocurrió esa tragedia humana y económica, los niveles de agua se salieron de lo normal. Oficialmente se contabilizaron por ese fatal suceso alrededor de 700 muertos entre República Dominicana y Haití.

Carrasco plantea que ese río tiene que ser regulado, por los dos países, porque nace en Haití, pero desemboca en suelo dominicano. “El daño que tiene en Haití afecta la República Dominicana”, advierte. Cuando existe esa realidad hídrica que plantea el especialista de agua, entonces hay que controlar o regular los ríos de forma binacional.

El diálogo con Silvio Carrasco fue amplio. Es un académico universitario y un profesional de elevada experiencia. Sabe moverse de un lado en el abordaje temático. Es el director de la Unidad de Gestión de Agua de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra.

En la entrevista, dirigida por el director del periódico elCaribe, Nelson Rodríguez, el profesional de agua adicionalmente, recordó la construcción en Pedernales, en 1980, de un dique que divide el agua de manera equitativa con una compuerta para Haití y otra para República Dominicana. “Hay dos tomas, donde el agua se divide 50-50, es decir, una compuerta para Haití y una para República Dominicana”, expuso.

Lo que podría venir

En las condiciones que se está construyendo el canal en Haití, sin los criterios que debe cumplir una obra de esa naturaleza, los riesgos son que provoque inundaciones hacia ambos lados de la isla. “Sí, porque el canal está en la misma línea colindante de Juana Méndez, una zona muy baja”, advierte Carrasco.
Si bien el profesional de la ingeniería ha aclarado que el canal que realiza Haití no constituye un desvío del Río Masacre, sino una derivación, dada la forma como se está ejecutando, “puede llegar a ser cualquier cosa”.

“Ellos, corren un alto riesgo; lo que pasa es que como es una obra binacional, cuando tú vienes a ver te echan la culpa a ti de las inundaciones de Haití”, agregó.

“Y más que eso; oiga lo que pasaría… Un canal de ese tamaño, que consumirá tres o cuatro metros cúbicos por segundo, que no lo tiene el río, cuando ellos tengan sembradas 5,000 hectáreas que hay en esa llanura y no les llegue el agua que requieren, querrán atribuir la culpa a este país”.

Don Miguel, tributarios y cursos de agua

Silvio Carrasco ha sugerido la construcción de la presa Don Miguel, donde viene el tributario de Capotillo.
En el contexto de los ríos, un “tributario” es un curso de agua más pequeño que fluye hacia un río principal, conocido como el “río madre”. Estos cursos de agua más pequeños, llamados tributarios, contribuyen al flujo de agua del río principal al verter su caudal en él.

Los tributarios pueden variar en tamaño y pueden ser arroyos, riachuelos o incluso ríos más pequeños que se unen al río principal en su curso.

La unión de varios tributarios es lo que da lugar al aumento del caudal de un río principal a medida que fluye hacia aguas abajo.

Los ríos principales pueden tener múltiples tributarios. El Río Capotillo, según explica el ingeniero Silvio Carrasco, es totalmente binacional, “por tanto, cualquier cosa que Haití quiera hacer ahí tienen que consultar previamente a la República Dominicana”


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