Alexis Vega se conoce prácticamente todas las imprentas de la provincia Hato Mayor. Anduvo buscando empleo en algunas de ellas -sin conseguirlo- y en otras logró laborar, pero nunca alcanzó los beneficios justos de un asalariado.

La pasión por el diseño y la impresión comenzó a descubrirla en el año 2005, cuando apoyó programas vinculados a esas áreas en el liceo donde estudiaba. “Vi muchachos que montaban sus caras en el cuerpo de Supermán y les dije que quería aprender eso. Me decían que eso era difícil y que eso no era para todo el mundo”, rememora Alexis.

Actualmente, es el propietario de Vega Graphic, una empresa ubicada en la calle Duarte número 30, esquina San Esteban, en Hato Mayor del Rey (parte este de República Dominicana).
Alexis por aquí es visto como un tipo de ideas avanzadas y de mente abierta para echar a caminar proyectos.

Su trabajo trasciende más allá de la provincia donde está ubicado. “Realmente el trabajo mayor nuestro es fuera de esta provincia. Con la visión que adquirimos en Santo Domingo nos hemos abierto como suplidores”, le cuenta Alexis Vega al equipo de prensa de elCaribe que le visitó para contar su historia en la sección de emprendedores de cada sábado.

“Si aparecen pequeños diseñadores como yo, que venden letreros pero no tienen imprenta, les doy la facilidad de imprimirles al mismo precio de Santo Domingo y no tienen que irse de la región”, explica, mientras algunos de sus colaboradores mueven piezas de un lado hacia otro. Alexis Vega recibe muchos pedidos de impresión desde Miches, El Seibo, Higüey, San Pedro de Macorís y de otros puntos, pero no siempre fue así.

Buscando dar los primeros pasos visitó un muchacho que había instalado un centro fotográfico en el que hacía foto-montajes. Fue donde él a que le enseñara, pero esa persona le dijo que nunca iba a salir con nada. En “buen dominicano” le dijo que no daría “pie con bola”. “De ahí comencé a buscar medios. Mi padre compró una computadora y fue ahí donde comencé a buscar programas sobre lo que me interesaba. Pero hice otros intentos sin conseguir resultados”, recuerda Alexis Vega. Y luego se mueve la gorra en la cabeza.

“Ahora tengo más del 75% del comercio de este tipo en Hato Mayor y me estoy extendiendo al renglón de talonarios, como algo nuevo”, dice con orgullo. Y agrega; “Decidí que quería ser diseñador gráfico cuando estudiando en el liceo me aprobaron una beca en Chavón. Mi familia quería que yo fuera abogado. Yo tenía teléfono en el momento. A quien llamaron fue a mi papá para la beca y él la rechazó”.

Alexis Vega tiene 28 años y es estudiante de término de Derecho de la Universidad Central del Este (UCE). Vega Graphic es en espacio físico quizás la imprenta más pequeña de Hato Mayor, pero en venta es muy superior a las demás, asegura su propietario. “Fui el primero en traer a esta provincia una máquina de alta resolución”, indica, mientras el fotógrafo Kelvin Mota le toma algunas fotos. El reloj no marca todavía las 12:00 del meridiano.

“Somos los únicos que tenemos la capacidad para imprimir etiquetas. Ese es nuestro mayor fuerte… la producción de etiquetas para queso y yogur y de algunos otros productos”, asegura Alexis Vega. Aprovecha para mencionar algunos de sus clientes. “Tengo siete ayuntamientos que imprimen toda su papelería en este negocio y tengo las instituciones gubernamentales con oficinas aquí”, sostiene. Las actividades en Hato Mayor son intensas para una imprenta como Vega Graphic. Por eso, Alexis tiene siete empleados fijos, más sus dos hermanos y él mismo, que se cuentan como empleados. En total son diez empleados fijos y cuatro o cinco indirectos.

Los cálculos que realiza el emprendedor Alexis Vega indican que para iniciar un negocio del calibre de Vega Graphic se requiere un capital superior al millón de pesos. “Es un dinero que no tenía pero comencé a tocar puertas de amigos y a buscar inversionistas. Todo el mundo me dijo que no y cuando me vi al borde de la desesperación un tío me oyó hablando y me preguntó qué necesitaba”, recuerda el ahora empresario.

A su tío, Alexis le dijo que quería arrancar a trabajar en la casa, pero el tío le pidió buscar un local. “Le dije que con 200 mil arrancaba. Tenía una computadora y con el dinero renté y habilité un local y compré una impresora, de unas que ya nadie quería”.

El dinero inicial que hizo rendir más para avanzar

“Con los 200 mil pesos que me prestó el tío también se compró algo de material”, narra el emprendedor de Hato Mayor. “Yo solo y sin empleados me tiré a lo que me interesaba hacer y una hermana me ayudaba como secretaria cuando regresaba de la universidad. Mi hermano me dijo que tenía un dinero ahorrado y que quería invertir en el negocio. Buscó unos 50 mil pesos y con eso buscamos una plancha de poloshirt. Tuve suerte y abrí en una fecha buena, en la que aquí se iniciaban las patronales. El haber comprado los poloshirt me ayudó bastante porque la gente se animó”, dice Alexis Vega.

Una persona con quien Alexis laboró, antes de tener la posición actual, se dividió de uno de los socios y Alexis le acompañó en el proceso. “Me fui con él. Después trabajé en otra imprenta en 2013. Me cansé de trabajar de seis de la mañana a siete de la noche (13 horas) y que no me pagaran las horas extras, en adición a que a veces me quedaba de amanecida, y además yo buscaba los clientes. Me fui para mi casa a laborar de forma independiente. Comencé a tomar trabajitos y a imprimir en las mismas imprentas donde laboré. Me estrecharon el camino, pero seguí”, dice.

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