Peter Stano, el portavoz de Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la UE, aborda los desafíos de ese bloque

Bruselas, Bélgica.- Son importantes las lecciones y lo que pueden aprender los países, entre ellos los de Latinoamérica, de la crisis en Ucrania, como consecuencia del conflicto con Rusia.

Uno de esos aprendizajes es que “debemos concentrarnos verdaderamente en amigos que tienen gran credibilidad y no crear dependencias que resulten peligrosas, plantea Peter Stano, portavoz jefe para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la Unión Europea (UE) en una conversación en la que repasa, además, los desafíos de hoy en la política exterior.

Desafíos en el orden de ver, por ejemplo, con quién se quiere desarrollar las relaciones y con quién se debe ser más estricto, así como los desafíos y amenazas que se sienten de los alrededores.

La conversación es parte del abordaje del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, que ha dejado al descubierto las implicaciones que puede tener para una nación o para una región el hecho de generar dependencia de otros, en asuntos tan básicos como el suministro de petróleo, de gas, o de materias primas, entre otros.

“Depender de Rusia en productos de ese tipo fue muy peligroso y no lo habíamos reconocido antes”, reconoce Stano. No es hispanohablante, pero le sale muy bien el español. Lo suficiente para exponer sin dificultad todo lo que piensa.

Rememora cómo en pleno auge de la pandemia, la UE carecía de un fármaco vital para enfrentarla. Es una experiencia que ha conducido a cambios y mejoras, en distintos ámbitos, incluida la defensa.

“Por primera vez hemos definido nuestra política de defensa en una doctrina que se llama La Brújula Estratégica, que nos demuestra la dirección (…). Por primera vez los veintisiete países de la Unión Europea estuvieron de acuerdo sobre la definición de amenazas, desafíos y también medidas de instrumentos que podíamos utilizar para resolver esas amenazas o desafíos”, expone.

De otro lado, en una exposición en la que explica el funcionamiento de la Unión Europea y sus instituciones, indica que “los desafíos y las amenazas para los portugueses y para los españoles son completamente diferentes que para la gente de Estonia, de Lituania o en Polonia”.

Sus explicaciones sirven de preámbulo para explicar lo que significa la figura del Alto Representante (AR), que tiene la UE, que ostenta en estos momentos Josep Borrell Fontelles. Fue nombrado en diciembre de 2019 para un período de cinco años.

El alto representante tiene a cargo elaborar y dirigir la política exterior y de seguridad común de la UE, incluida la Política Común de Seguridad y Defensa; preside el Consejo de Asuntos Exteriores, dirige la Agencia Europea de Defensa y es uno de los vicepresidentes de la Comisión Europea.

El AR garantiza la coherencia de la acción exterior de la UE. En el seno de la Comisión, asume las responsabilidades que corresponden a su misión en materia de relaciones exteriores y la coordinación de otros aspectos de la acción exterior de la UE.

En la política exterior y defensa nacional de la Unión Europea todas las competencias están en las manos de los países miembros. Otras políticas, como por ejemplo, en el comercio están en manos de la Comisión Europea.

Casi 30 naciones, un mismo enfoque

La Unión Europea, compuesta por 27 países, es muy diversa, pero a la vez es un desafío. Cada decisión en la política exterior debe ser aprobada por todos los países miembros. La UE tiene el principio de unanimidad. Eso quiere decir que todas las decisiones, posiciones y todas las acciones europeas en la política exterior y política de seguridad y defensa deben ser aprobadas con consenso. Otras de tipo domésticas (internas) pueden aprobarse por mayoría calificada.

Eso implica que cuando se quiere aprobar aspectos como las sanciones para un país, se debe discutir entre 27 naciones, ver los intereses nacionales y discutir bastante hasta alcanzar la decisión. No es tan rápido. Pero el consenso permite vivir con la filosofía europea.

Compromiso y consenso es el modo de vida en la Unión Europea, consistente en un conjunto de naciones. En el inicio estuvo conformada por seis países. Ahora es casi cinco veces más que antes.

Peter Stano conoce a República Dominicana, pues la ha visitado dos veces. Una de ellas en condición de turista y la otra como parte de una delegación oficial. Aprovecha la conversación para resaltar la estabilidad política y económica de esa nación caribeña, frente a otras en la región que carecen de algunas de esas condiciones.

Cuando se le pregunta sobre los retos y ventajas que ha implicado para la UE contar con la figura del alto representante, su respuesta es que ha sido unificante. Y lo es porque unifica la imagen de la Unión Europea. La creación de la posición no significa que los países miembros ahora hayan dejado sus competencias y sus relaciones exteriores. Siempre es una adición a aquello que los países miembros hacen bilateralmente.

Evita que cada nación ande por su lado; unifica

El propósito entre los 27 países -al crear la figura del alto representante- es evitar que cada nación de la UE tenga que trabajar por su lado en temas que son puntuales y que deben abordarse como bloque. Se buscó que haya una cara y una voz que los represente.

Una vez las decisiones son tomadas, el Alto Representante puede viajar por el mundo y explicar a los socios el tema del que se trata. Es una voz autorizada… Ninguno de los países tiene ciento noventa y tres representaciones en Europa. Es un valor añadido que la Unión Europea pueda hablar en nombre de los países miembros; pero también en su nombre en los sitios donde los países miembros no están tan representados.

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