Naciones Unidas. La ONU reivindicó una “era industrial verde” para cerrar la brecha del desarrollo en el mundo y cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), por lo que llamó a los líderes internacionales a allanar el terreno impulsando medidas y reformas financieras.

La secretaria general adjunta, Amina Mohammed, presentó el informe sobre la Financiación del Desarrollo Sostenible para 2023 y advirtió que el progreso de los ODS “se está erosionando ante nuestros ojos” por las crisis de la covid-19, la guerra en Ucrania y la emergencia climática, entre otras.

Aseguró que los problemas de hoy no se resolverán “apoyándonos en el sistema que ha ayudado a crearlos” y recordó que la “industrialización ha sido históricamente un motor de crecimiento”, trabajo, avances tecnológicos y reducción de la pobreza, por lo que instó a hacer inclusivo ese proceso “verde”.

De acuerdo con el informe, la crisis energética desencadenada por la invasión rusa de Ucrania ha acelerado el gasto en la transición energética a 1.1 billones de dólares en 2022, cifra que por primera vez superó las inversiones en combustibles fósiles, aunque se concentró en China y los países desarrollados.

Otros puntos positivos son que la economía verde se ha convertido en el quinto sector industrial por valor de mercado, estimado en unos 7.2 billones de dólares en 2021, y que entre ese año y el siguiente mejoró el acceso global a internet, con 338 millones de personas usando la red regularmente.

No obstante, la mayoría de países en desarrollo no pueden beneficiarse de esos avances debido a su deuda y a la falta de inversión en sostenibilidad, y la ONU cree que en 2027 estas naciones necesitarán 220,000 millones de dólares en financiación externa, un 30 % más de lo que necesitaban en 2021.

El peso de la deuda, alerta la organización, limita la capacidad de esas naciones de baja renta de invertir en la transformación sostenible, que abarca el suministro eléctrico, la industria, la agricultura, los transportes y los edificios.

Mohammed señaló que la “gran división financiera” que se reportó el año pasado está convirtiéndose en una “divergencia duradera de desarrollo sostenible” y, como siempre, los más pobres y vulnerables son los que más sufren, con unos 60 países “en el corredor de la muerte”, resumió.

Entre las medidas que propone el informe está el paquete de estímulo de los ODS de 500,000 millones de dólares anuales, que la organización reclama desde hace meses a los países del G20, y una reforma de la arquitectura financiera internacional.

En esa reforma, propone cambiar el sistema tributario internacional para incluir normas aplicables a negocios digitales y globales; establecer marcos políticos y regulatorios que permitan unir los beneficios del sector privado a la sostenibilidad; o crear un fondo para pérdidas y daños por la crisis climática.

Asimismo, sugiere una “evolución de la escala y la misión del sistema bancario para el desarrollo” y una revisión de la normativa de comercio multilateral centrada en la “resolución de las tensiones vigentes sobre los subsidios verdes”.

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