En Nueva York, parece ser que aun en la prohibición se puede encontrar productividad. La enérgica ciudad con su movimiento de nunca dormir ha encontrado una manera de burlar nuevas legislaciones de alquileres a corto plazo. En un giro fresco de la famosa línea de Sinatra, «Si puedes hacerlo (ilegal) aquí, puedes hacerlo (ilegal) en cualquier lugar…»

Desde principios de septiembre, una nueva ley que prohíbe principalmente los alquileres a corto plazo en Airbnb entró en vigor, dejando a la ciudad con tan solo el 2% de 22.000 propiedades registradas para alquiler. ¿La sorpresa? Muchos de estos alquileres prohibidos están surgiendo en las sombras de las redes sociales, creando una especie de mercado negro de Airbnb. Al parecer, los neoyorquinos tienden a ser tan resistentes como los edificios de sus rascacielos.

Pero este juego del gato y el ratón entre la ciudad y Airbnb está lejos de ser un espectáculo divertido para todos. La ley se creo para liberar apartamentos para los neoyorquinos, quienes enfrentan altos precios de alquiler y escasez de viviendas. Sin embargo, para los propietarios más pequeños, esta iniciativa ha quitado una flexible fuente adicional de ingresos que no parece estar resolviendo la crisis de la oferta de viviendas.

El mercado negro de alquileres en Nueva York

Reseña Wired que las medidas enérgicas de Nueva York contra los alquileres de corta duración han reconfigurado radicalmente el mercado de alquileres vacacionales en la ciudad. La gente comienza a utilizar sitios como Craigslist, Facebook, Houfy y otros, donde puede buscar huéspedes o lugares para reservar sin los controles y contrapesos de plataformas de reserva como Airbnb. También se espera que los precios de los hoteles suban con el aumento de la demanda.

AirDNA, una empresa de inteligencia de alquileres a corto plazo, encontró solo 2.300 alquileres a corto plazo en Airbnb en la ciudad de Nueva York a finales de septiembre. Las estancias anunciadas como alquileres de larga duración representan ahora el 94% de los anuncios de Airbnb en la ciudad, según los datos de AirDNA.

Los anfitriones deben cumplir estrictos requisitos para ser aprobados como alquileres de corta duración. Solo pueden tener dos huéspedes y el anfitrión debe estar presente en la vivienda durante la estancia. Este cambio prohibió muchos anuncios de apartamentos enteros, salvo los que entraban en la categoría de viviendas de clase B, como hoteles, pensiones y clubes.

Por ello, muchos de los propietarios buscan formas de eludir las normas. Entre ellas, pedir a los huéspedes que eviten interactuar con el conserje del edificio, entre otras.

Nueva York pierde atractivo para AirBNB

La ley de Nueva York es solo una de las llamativas formas en que las ciudades están luchando contra los alquileres de corta duración. Los partidarios de la norma argumentaron que liberaría apartamentos para los neoyorquinos, que pagan altos precios de alquiler y se enfrentan a la escasez de vivienda y la inseguridad. Pero otros, incluidos los pequeños propietarios, dijeron que les quitaría una fuente de ingresos extra flexible sin hacer mella en la crisis de oferta de vivienda.

Esos pequeños propietarios siguen presionando a los concejales de Nueva York para que cambien la normativa y les permitan alquilar sus viviendas. Pero, mientras eso sucede, Airbnb está desviando su atención de Nueva York, que fue en su día su mayor mercado. Y estaría apuntando hacia París, hoy en día su mayor mercado y sede de los Juegos Olímpicos de Verano de 2024. Una posible decisión que podría impactar definitivamente en quienes usan la plataforma como modo de ingreso.

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