La tradicional “temporada alta” para el sector turístico encontrará este año una “antesala” menos preparada o menos positiva que en los 10 pasados años, expresada, principalmente, en porcentajes de ocupación hotelera más bajos, como consecuencia de la llegada de menos turistas al territorio nacional.
Y así lo establecen los números oficiales, tomados de las estadísticas históricas del Banco Central dominicano (BCRD). Generalmente, la temporada alta está comprendida en un período que va de noviembre-diciembre de un año a marzo-abril del año siguiente. Suele cerrar precisamente cuando concluye la Semana Santa. El hecho de que no se pueda establecer con certeza si la temporada alta inicia en noviembre o en diciembre, obedece a que eso está muy sujeto a la fecha de contrato de las reservas.
La reserva más alta se realiza del 28 de diciembre de un año al 31 de marzo del año posterior, que es cuando los operadores aumentan sus asientos de aviones, capacidad aérea y frecuencias.
Para el caso dominicano, un elemento que tradicionalmente le suma a la temporada (para que sea alta) es que en los países emisores de turistas hay intensos fríos para esa época, mientras que en el caso local, el ambiente suele ser fresco. Por tanto, muchos extranjeros prefieren venir a vacacionar a este territorio.
Un “terreno bien preparado” para recibir la temporada turística equivale a decir -en el lenguaje beisbolístico- que el jugador que viene al bate encontró las bases llenas y, por tanto, tiene las posibilidades de empujar carreras, cuando conecta a la bola lanzada por el pitcher.
No ocurre así este año en el tema en cuestión. Por ejemplo, cuando en 2009 llegó el mes de noviembre, para iniciar y recibir la temporada alta, el nivel de ocupación hotelera era de 61.8%. Eso quiere decir que de cada 100 habitaciones en los hoteles, 61.8 estaban ocupadas y solo 38.2 disponibles o vacías. En noviembre del año siguiente (2010) la ocupación era del 65.7%. Y en 2011, de cada 100 habitaciones, 68.3 estaban llenas.
En noviembre de 2012 de cada 100 habitaciones, 66.5 estaban ocupadas. En noviembre de 2013, el 72.7% estaba llena y en 2014, de cada 100 habitaciones hoteleras, había 74 llenas.
Cuando en 2015 llegó el mes de noviembre, la ocupación hotelera era de 73.6%. Y en 2016 la tendencia fue a subir. Había un 76.2% de ocupación de habitaciones.
En 2017, el terreno previo a la llegada de la temporada alta también estuvo “preparado” para el “recibimiento”, con una ocupación hotelera de 73.7%. A la llegada de la temporada alta de 2018, de cada 100 habitaciones 74.3 estaban llenas.
Por tanto, si se asumiera que una parte de esos huéspedes permaneció en los hoteles, faltó menos para completar el 100% de ocupación. Si en cambio las habitaciones están vacías o medio llenas, la temporada podría terminar siendo “no alta”. Los números oficiales más frescos –los del Banco Central- cortados a octubre de 2019, indican que el nivel de ocupación es de 55.1%. Quiere decir que la temporada alta de este año llega en un contexto en que las instalaciones hoteleras tienen, por lo menos, un 30% menos de visitantes que en cada uno de los 10 años transcurridos.
En la temporada alta, tradicionalmente suele ocurrir que determinados complejos hoteleros alcanzan un nivel de ocupación del 100%, dejando, incluso, sin espacio a los dominicanos que quisieran visitar esos lugares, porque sencillamente están llenos. El 55.1% de ocupación existente a octubre es el resultado de mirar el sector en general, pero de manera individual hay lugares que van caminando acorde con las expectativas que se fijaron.
Casos puntuales de que “la cosa” va caminando
“Te cuento que ya sentimos el cambio. En el Norte ya notamos la temporada alta, porque se agregan más frecuencias de asientos de Canadá y Rusia -en el caso nuestro- y para diciembre empezamos a recibir la operación del invierno desde Finlandia y Scandinavia”, le dice a elCaribe la vicepresidente de Mercadeo y Ventas de Amhsa Marina Hoteles & Resorts, Floria Imbert. “Para que tengas idea, cerramos noviembre de 2018 con 59% y este año la proyección está en 67% en Sosua, provincia Puerto Plata”, indica. Y agrega que en Playa Dorada la situación no igual de positiva; se trabaja para que lo sea.
Una crisis reputacional que restó US$400 MM
El comportamiento a la baja en el turismo se atribuye a la campaña negativa enarbolada a nivel internacional contra el país, luego de las muertes de turistas en distintos lugares, a pesar de éstas se debieron a causas naturales, según confirmaron instituciones nacionales e internacionales, entre ellas el Buró Federal de Investigaciones (FBI), organismo que hizo las pesquisas sobre cada fallecimiento. Según el BCRD, la crisis reputacional del turismo supuso una pérdida de US$400 millones entre mayo y octubre de 2019.