La Habana. El caos que dejó en Cuba el huracán Ian, del colapso del sistema eléctrico a los problemas en el suministro de agua y las telecomunicaciones, está atizando el descontento latente tras dos años de crisis económica y azuzando este viernes las protestas.

Tres días después del paso de Ian con categoría tres, que arrasó el extremo oeste de la isla y dejó tres muertos y cuantiosos daños materiales, el país apenas ha remontado del apagón total que sufrió el martes, pese a los esfuerzos de autoridades y equipos especializados.

La mayor parte de los 11.1 millones de habitantes no tiene electricidad -a lo sumo algunas horas al día-, la mayoría de tiendas y servicentros (gasolineras) permanecen cerradas, el bombeo de agua corriente está detenido y el internet en teléfonos móviles funciona de forma intermitente.

La estatal Unión Eléctrica (UNE) anunció que consiguió unificar la red, fraccionada tras el evento de “cero generación” energética del martes, pero reconoció dificultades más allá de los tendidos: 7 de las 14 plantas del país están paradas, entre ellas las dos mayores.

En este contexto se han producido sentadas, concentraciones y cacerolazos en distintos puntos, como en Guanabacoa (oeste) y los barrios habaneros de Vedado, La Palma y Bacuranao. “El problema es que la gente lleva mucho tiempo sin luz”, explicó a Efe Alfredo, un vecino que presenció una de ellas.

Las protestas de este viernes siguen a las que se produjeron la víspera en Camagüey (este), Batabanó (oeste) y en barrios humildes de La Habana como El Cerro, Arroyo Naranjo y San Miguel del Padrón.

“En el Cerro hace 72 horas que no hay ni agua ni corriente. La gente salió para la calle porque la comida que uno compra con veinte sacrificios se echa a perder”, explicó a Efe la septuagenaria Mercedes.

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