París. Francia inició ayer el incierto camino para tratar de construir una mayoría de gobierno tras las elecciones legislativas del domingo, que dejaron una Asamblea Nacional muy dividida y sin una superioridad clara.
Los partidos y los dirigentes políticos franceses discutieron entre sí, con varias reuniones de comisiones ejecutivas, y sobre todo en los medios, cómo tratar de desbrozar el terreno ante una situación inédita en la V República, en la que el partido con más escaños en la Asamblea Nacional está muy lejos de la mayoría absoluta.
Tal como había anunciado, el primer ministro, Gabriel Attal, presentó su dimisión al presidente Emmanuel Macron, quien le pidió que continúe de forma provisional “para garantizar la estabilidad del país”, aunque sin fijar ningún plazo, según informó el Elíseo. Attal ya dijo en la noche del domingo que se quedará “tanto tiempo como el deber lo exija”, sobre todo teniendo en cuenta que los Juegos Olímpicos de París comienzan el 26 de julio, en menos de tres semanas.
Por su parte, el Nuevo Frente Popular (NFP) de izquierda, que logró el mayor número de diputados, designará esta semana a un candidato a primer ministro para que sea nombrado por Macron, anunció el primer secretario del Partido Socialista (PS), Olivier Faure.
El líder socialista dejó muy claro que el objetivo es que ese primer ministro gobierne con el programa de la izquierda y no en coalición con los macronistas, que han perdido la mayoría que han tenido en los últimos siete años. Pero Faure también reconoció que el nuevo jefe del Gobierno tendrá que “ser capaz de dialogar con el exterior” porque habrá que “ampliar” la mayoría relativa del NFP.
Las discusiones entre los integrantes de esa la coalición de izquierda (los partidos Socialista y Comunista, el ecologista EELV y el más radical La Francia Insumisa) se reúnen hoy para tratar de avanzar las discusiones sobre un posible candidato a primer ministro y un método para avanzar el programa.
Varios pesos pesados del NFP reiteraron su petición a Macron para que nombre un primer ministro de izquierda, pero el presidente, que esta semana viaja a Washington para la cumbre de la OTAN, ya ha hecho saber que se tomará su tiempo, sobre todo hasta que se constituya la nueva Asamblea Nacional.
La líder ecologista, Marine Tondelier, urgió a los demás miembros del NFP a que se centren en cómo aprobar medidas que ayuden a los ciudadanos y no en “a quién vamos a enviar a Matignon”, la sede de la jefatura del Gobierno.
El NFP logró el mayor número de diputados, 182, pero está muy lejos de los 289 que marcan la mayoría absoluta de la Cámara. El bloque macronista quedó con 168, mientras que la ultraderecha y sus aliados se quedaron en 143 y los conservadores de Los Republicanos y otros independientes de derecha sumaron otros 60, a los que hay que añadir otros partidos menores o independientes diversos.
Ultraderecha ganó en número votos
Aunque las elecciones del domingo arrojaron la sorpresa de ver al NFP en cabeza en número de escaños, el ultraderechista RN y sus aliados fueron con mucha diferencia el partido más votado, con 10.1 millones de votos (el 37.05 % del total).
El NFP y los independientes de izquierda se quedaron en 7.4 millones (27.15 %), algo por delante de los 6.75 millones del macronismo y sus aliados (24.74 %). El presidente del RN y candidato a primer ministro, Jordan Bardella, asumió hoy su “parte de responsabilidad” en lo que calificó como “derrota” de su partido, y confesó que esperaban lograr “la mayoría absoluta”.
Presión de los mercados franceses
La imposibilidad de que se constituya un Gobierno de extrema derecha en Francia, pero también de que se aplique gran parte del programa de la izquierda si esta llega al poder, dada su fragilidad parlamentaria, redujo este lunes la tensión en los mercados, con efectos positivos en la prima de riesgo francesa.
La agencia de calificación S&P tradujo esa incertidumbre en un mensaje de advertencia al señalar que, después de haberla bajado en mayo, su nota a la deuda francesa podría estar de nuevo “bajo presión” si el crecimiento económico fuera sensiblemente inferior a sus previsiones durante un periodo prolongado o si Francia “no consigue reducir su importante déficit presupuestario” y si la carga de la deuda en términos de porcentaje de la recaudación pública aumentara más de lo que anticipa.
La agencia anticipaba en sus últimas proyecciones de mayo que la deuda francesa subiría al 112 % del producto interior bruto (PIB) en 2027 (en el primer trimestre de este año aumentó ocho décimas al 110.7 %) y que el déficit no bajaría en ese horizonte del tope del 3 % fijado por las reglas europeas (en 2023 se disparó hasta el 5.5 %).