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Santo Domingo.- Francisco Franco, segundo hijo de Nicolás y Pilar, emergió de una familia hidalga gallega con una notable ascendencia. Este se unió a la Infantería en 1907, donde comenzó su carrera militar en Toledo.
Franco ganó notoriedad al unirse a la Legión Extranjera, donde sus acciones en Xauen y Melilla consolidaron su fama. En 1922, recibió la Medalla Militar de mayor distinción y fue nombrado gentil hombre de Cámara por Alfonso XIII, destacando su conexión con la monarquía.
Francisco Franco, reconocido como el general más joven de Europa, asumió la dirección de la nueva Escuela Militar en Zaragoza.
Pero, el 1 de octubre de 1936, un evento crucial marcó un hito en la historia de España: Francisco Franco fue nombrado jefe del Estado y Generalísimo por la Junta de Defensa Nacional.
Este acto no solo transformó la Guerra Civil, sino que también sentó las bases para que su presidencia perdurara durante décadas. La decisión fue controversial y encontró resistencia, especialmente de Miguel Cabanellas, quien advirtió sobre las implicaciones de este nombramiento.
La Guerra Civil Española había estallado en julio de 1936, cuando un grupo de generales se sublevaron contra el gobierno de la Segunda República.
En ese contexto, Franco, que ocupaba el puesto 23 en el escalafón militar, recibió el apoyo de líderes como Hitler y Mussolini, quienes vieron en él a su único interlocutor en España. Este apoyo internacional, además de su estrategia militar, fue fundamental para su ascenso al poder.
La Junta de Defensa Nacional y la elección de Franco
El 21 de septiembre de 1936, en un campo de aviación en Salamanca, se llevó a cabo una reunión de la Junta de Defensa Nacional. Durante este encuentro, varios generales debatieron sobre la necesidad de un mando único para liderar las fuerzas sublevadas.
Aunque muchos respaldaron a Franco, Cabanellas se opuso vehementemente, proponiendo en su lugar una junta de tres generales. Su postura reflejaba el temor a que el poder absoluto en manos de un solo individuo.
El 30 de septiembre, la Junta anunció oficialmente el nombramiento de Franco. Los artículos del decreto, que especificaban su posición como “jefe del Gobierno del Estado español” y “generalísimo de las fuerzas nacionales”, consolidaron su control.
La reacción de Cabanellas
Cabanellas, aunque realizó la publicación del decreto, expresó su desacuerdo, señalando que sus colegas no comprendían el alcance del poder que estaban otorgando a Franco.
Cabanellas, quien había servido como presidente de la Junta, fue crítico después de la votación. En conversaciones con otros generales, enfatizó que Franco, al recibir tal autoridad, creería que el país le pertenecía.
El 1 de octubre de 1936, Cabanellas llevó a cabo la ceremonia de traspaso de poderes a Franco en la Capitanía General de Burgos. En esta ocasión, se estableció la Junta Técnica del Estado, que iba a asesorar a Franco en la gestión de asuntos civiles y administrativos.
Durante su primera alocución pública, Franco delineó los pilares de su gobierno, que incluían la eliminación de las urnas y el respeto a la Iglesia, entre otros puntos.
Dos Españas
Cuando el Tribunal Supremo de España afirmo que Franco se convirtió en jefe del Estado el 1 de octubre de 1936, genero una gran controversia. El periodo de la Guerra Civil no solo fue una lucha por el poder, sino que se caracterizó por la existencia de “dos Españas”.
Cada bando tenía su propio jefe de Estado, y aunque la República nunca se rindió formalmente hasta abril de 1939, el reconocimiento internacional hacia Franco comenzó a aumentar desde febrero de ese mismo año. La complejidad de esta dualidad ha llevado a debates en torno a la legitimidad de ambos gobiernos y sus respectivas figuras.
Con la finalización de la guerra en abril de 1939, Franco implementó reformas que apuntaban a restaurar una Monarquía católica, eliminando partidos políticos que consideraba responsables de la caída de la monarquía en 1931.
A pesar de las presiones internacionales, Franco mantuvo una política de neutralidad durante la Segunda Guerra Mundial, logrando proteger a miles de judíos en su territorio.
En febrero de 1941, Francisco Franco, realizó su primer viaje fuera de las fronteras españolas. Durante este viaje, se reunió con el Duce Benito Mussolini y posteriormente con Philippe Pétain en Montpellier.
En este contexto, en 1941, Franco también aceptó la llegada de voluntarios para luchar en la guerra contra la URSS, aunque, en lugar de simples individuos, envió una división conocida como la División Azul, integrada en la Wehrmacht.
Situacion compleja
La situación política se tornó compleja cuando el embajador de España, el duque de Alba, estrechó lazos con Winston Churchill, quien reconoció que Franco estaba ofreciendo un servicio a Occidente. Esto obligó a Franco a cambiar su gobierno, nombrando al conde de Jordana como nuevo ministro de Asuntos Exteriores.
En 1943, retiró la División Azul y ajustó las relaciones comerciales con las potencias aliadas. Al comprobar que los aliados tenían la ventaja, un grupo de generales monárquicos propuso que Franco cediera el poder a don Juan de Borbón, pero Franco temió perder su posición y control.
En la conferencia de Yalta, los líderes aliados presionaron para que se destruyera el régimen franquista, lo que llevó a Franco a realizar cambios significativos en su gobierno, incluyendo la designación de Alberto Martín Artajo como nuevo ministro de Exteriores.
España como tema en la ONU
El 4 de marzo de 1946, la ONU condenó formalmente el gobierno de Franco, exigiendo la retirada de embajadores. Este hecho marcó un punto de inflexión en la política española, ya que Franco comenzó a ver que la Guerra Fría ofrecía nuevas oportunidades para su régimen.
La desconfianza hacia la URSS y el deseo de los aliados de evitar una mayor expansión comunista le otorgaron a Franco un espacio político que podría utilizar a su favor.
A pesar de las reservas de Harry Truman hacia Francisco Franco, el presidente estadounidense comprendió que una ruptura en España podría beneficiar a los soviéticos. Por lo tanto, era preferible una evolución gradual en el gobierno.
De gobierno a Monarquia
En 1948, don Juan aceptó una invitación de Franco a reunirse en el yate Azor, donde se planteó que su hijo, el infante don Juan Carlos, sería el sucesor, marcando el inicio de un proceso de lenta transición hacia la restauración de la Monarquía.
La influencia de Estados Unidos creció, proporcionando ayuda económica y estableciendo bases en territorio español, siempre que se garantizara la libertad religiosa. Franco aceptó que judíos y protestantes pudieran ejercer sus derechos, un cambio significativo en su política.
En 1959 se promulgó la Ley de Principios, un conjunto de axiomas que establecían la confesionalidad católica y la unidad española como pilares de su gobierno. A su vez, la decisión sobre la sucesión fue tomada: don Juan Carlos sería el heredero.
La evolución del gobierno de Franco en la postguerra se caracterizó por una combinación de pragmatismo político y cambios estratégicos en las relaciones internacionales. Aunque el presidente mantuvo un control autoritario, la apertura gradual hacia la Monarquía y las reformas económicas sentaron las bases para la futura transición en España.