Jerusalén. A la espera de que los tres miembros que componen el gabinete de guerra de Israel decidan esta noche si enviar o no una delegación negociadora a Catar, tras la última oferta de tregua anunciada por Hamás, pocas voces del gobierno israelí parecen dispuestas a hacer concesiones en Gaza, incluso para liberar a sus propios cautivos.

El ministro de Finanzas de Israel, el ultraderechista y colono Bezalel Smotrich, reiteró su negativa a cualquier acuerdo con los islamistas de Hamás y, por el contrario, insinuó que el mes sagrado de Ramadán sería un buen momento para “intensificar la presión militar”, el único mecanismo desde su perspectiva que puede forzar a Hamás a devolver a los rehenes.”Conseguimos el acuerdo anterior porque Hamás se vio en apuros y fuimos muy agresivos… El gabinete de guerra (aún) no ha acordado entrar en Rafah y esa es una decisión equivocada”, dijo Smotrich.

Smotrich pidió a Netanyahu en X no enviar ninguna delegación a Catar -la cual todo apunta a que, de hacerlo, partirá mañana y no el domingo como estaba previsto-, además de “entrar inmediatamente en Rafah y escalar la presión militar hasta que Hamás sea destruido”.

En términos similares se manifestó el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que pese a no cerrar definitivamente la puerta a la propuesta de Hamás que calificó el viernes de “poco realista”, reiteró la necesidad de invadir Rafah.

“Esta es la única manera de eliminar al resto de los batallones asesinos de Hamás y la única forma de aplicar la presión militar necesaria para liberar a todos nuestros secuestrados”, dijo Netanyahu, que calificó de “derrota” detener el conflicto antes de que eso ocurra.

Sin embargo, la mayoría de los rehenes hasta ahora fueron liberados durante la primera y única tregua de finales de noviembre, cuando Hamás entregó a 105 secuestrados a cambio de presos palestinos. Unas semanas antes, el grupo ya había liberado a cuatro mujeres.

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