Mujeres materialistas vs. hombres cavernícolas: estereotipos convenientes

El pasado 14 de febrero tuvo lugar una acalorada discusión en un popular programa radial matutino cuando un perspicaz comunicador expresó que, en las relaciones de pareja, el hombre invierte en la mujer para “comprar exclusividad” y que “cuando&#8

El pasado 14 de febrero tuvo lugar una acalorada discusión en un popular programa radial matutino cuando un perspicaz comunicador expresó que, en las relaciones de pareja, el hombre invierte en la mujer para “comprar exclusividad” y que “cuando la mujer no le cumple con la exclusividad, el hombre la agrede”. Estas opiniones generaron gran resistencia entre sus colegas.

El comunicador, quien también es legislador, se expresó a título de “promotor del Botón de Pánico”, y expresó que ellos están “convencidos de que uno de los factores principales (de la violencia) es, que si la mujer pagara sus cuentas, los niveles de violencia de género se caen al piso”.

Argumentó que los hombres violentos son unos “analfabetos” y que “la mujer o la sociedad tiene que tratar de no llevar al hombre a perder la razón”. Estos estereotipos son repetidos porque resultan convenientes: ¿a quién benefician?

Los hombres que violentan mujeres no son brutos, ni animales, ni “muchachos buenos que nunca le hacían daño a nadie”… esas ideas descontextualizan la violencia al asumirla como un incidente aislado, fruto de sentimientos irracionales pasajeros; cuando la violencia es un desequilibrio de poder que puede manifestarse de muchas formas, siendo la agresión física solo una de estas.

Detrás de cada feminicidio hay golpes y antes de llegar los golpes se inicia un proceso de desvalorización y deshumanización por medio de la violencia emocional y psicológica y esto requiere de bastante analítica, entonces los perpetradores brutos no son. Un feminicida no asesina a su pareja por energúmeno, sino porque se creyó el cuento patriarcal de que la mujer es un objeto que le pertenece para utilizarla, abusarla y descartarla.

El comunicador alegó que él tenía “las estadísticas” y “la ciencia” para respaldar sus declaraciones. Estas afirmaciones son un ejemplo trágico de lo que pasa cuando construimos políticas publicas sin perspectivas feministas.

Lo que dice “la ciencia” es que la dependencia económica es un factor preponderante en la violencia contra la mujer e intrafamiliar. Quien no tenga perspectiva feminista interpreta esto como un signo de que en las relaciones de pareja las mujeres presionan a los hombres para que les paguen el salón, cenas caras o apartamentos, y llega un momento en que los hombres no aguantan la presión y las matan. Pero con perspectiva feminista “las estadísticas” revelan que las mujeres muchas veces permanecen en relaciones violentas, porque una de las primeras tácticas del agresor es desincentivar la independencia económica de ella, para incrementar su dependencia de él. Y en el caso de las que son madres, muchas permanecen porque les preocupa no poder mantener sus hijas/os solas.

Es posible que el incisivo comunicador no se haya expresado bien. ¡Yo rezaré para que así sea! De no ser así, resulta preocupante que profesionales cuyo trabajo es implementar un programa para acabar con la violencia contra la mujer, aborden esta problemática desde una perspectiva enteramente misógina que culpa a la violentada de su eventual feminicidio. Y que encima de eso, para añadir insulto a la injuria, esta política de Estado se esté planificando sin analizar la conducta de los agresores, como afirmó el legislador.

Todos los medios de comunicación educan. En toda audiencia hay mujeres víctimas y sobrevivientes de violencia, y uno de los factores de la violencia es hacer que ellas sientan vergüenza y se culpen a sí mismas. En toda audiencia también hay agresores consumados o en potencia, y lo último que ellos necesitan es una justificación de su violencia machista en formato radial a las 9 de la mañana.

Posted in Edición Impresa, Panorama

Más de edicion-impresa

Más leídas de edicion-impresa

Las Más leídas