La nueva Cámara de Cuentas: mi experiencia

Nunca he negado mi relación con el distinguido político y expresidente de la República, Dr. Leonel Fernández Reyna, nacida principalmente con su primer matrimonio con mi ahijada Rocío Domínguez Durán, hija de mis compadres Juan Domínguez y…

Nunca he negado mi relación con el distinguido político y expresidente de la República, Dr. Leonel Fernández Reyna, nacida principalmente con su primer matrimonio con mi ahijada Rocío Domínguez Durán, hija de mis compadres Juan Domínguez y Piedad Durán, con quienes hice una amistad casi familiar cuando en marzo de 1957 llegué a la pintoresca ciudad de Jarabacoa, con apenas 22 años, a ocupar el cargo de Inspector de Educación del Distrito Escolar No. 52. Para esta época el Inspector de Educación era el representante de la cultura de los pueblos.

En su primer gobierno no gestioné con el referido amigo ninguna posición política, sino que le pedí alguna ayuda para la Universidad de la Tercera Edad (UTE) la cual fundé en 1984.

En julio del 2008 en una visita que le hice al Palacio Nacional para renovar nuestra amistad, recuerdo que me dijo: “Usted está en disposición de aceptarme un cargo en el Gobierno”, a lo que le respondí, es posible, siempre y cuando no sea la Secretaría de Educación, a lo que me respondió, y por qué, contestándole de inmediato “porque me fue muy bien en ese departamento, pudiendo exhibir entre otros logros, los siguientes:
Fui el ideólogo del primer Plan Nacional de Educación para lo cual tuve el asesoramiento del especialista en educación, el Dr. Lorenzo Guadamuz en cuyo plan nacieron las mejores iniciativas y reformas para la educación nacional.

También fui el autor de los hospitales para maestros y el desarrollo del Seguro Médico de los Maestros (SEMMA).

Los maestros, no me hicieron huelgas y la ADP participó muy bien en las decisiones a favor del magisterio nacional, pero las decisiones finales correspondían al Secretario (Ministro) de Educación.

Además, le manifesté que era seguidor de la sabia expresión: “De que segundas partes nunca fueron buenas”.

Acepté el ofrecimiento y en octubre del año 2008 el Honorable Senado de la República me estaba designando junto a otros valiosos profesionales, como Miembro de la Cámara de Cuentas de la República Dominicana.

A mi llegada, no sé si ahora, la Cámara de Cuentas se manejaba en base a Comisiones y en mi condición de miembro, y con la experiencia acumulada en esta área, se me asignó como presidente de la Comisión de Educación y de Efemérides Patrias, contando en esta última en calidad de asesor con el distinguido intelectual y destacado historiador Dr. Jorge Tena Reyes, recibiendo a nuestra salida el testimonio de la mayoría de los empleados de que nuestras informaciones y colaboraciones, los padres, madres y tutores las utilizaban en las tareas que les asignaban a sus hijos los profesores y maestros en las instituciones educativas públicas y colegios privados.

Posteriormente, y en una invitación que me hiciera al Palacio Nacional para asistir a una actividad educativa en mi condición de Rector de la Universidad UNIREMHOS, al saludar al Señor Presidente de la República, éste me expresó: “Profesor, pero usted me sorprendió con su salida de la Cámara de Cuentas ¿y qué sucedió?, de inmediato le contesté: “Presidente, eso no era para mí y estoy retornando a mi actividad predilecta como es la educación”.

Conocedor de mis conocimientos y experiencia en el tema electoral, me manifestó: Pero usted puede ser un excelente miembro del Tribunal Superior Electoral. Trate de aplicar para esta nueva institución y que su universidad lo presente. Al seguir sus instrucciones deposité la documentación necesaria sobre los requisitos exigidos y de acuerdo a amplios sectores del país, mi presentación en la televisión, que fue vista y evaluada como muy correcta y atinada pero al final de cuentas no fui seleccionado por el Consejo Nacional de la Magistratura y me he mantenido como era mi deseo, al frente de la Universidad UTE que fundé hace casi 30 años.

Sin embargo, no puedo dejar de expresar que mi experiencia como Miembro de la Cámara de Cuentas fue exitosa y la recuerdo con mucho cariño, así como a los valiosos compañeros con quienes tuve el honor de compartir y aprender mucho en esta área tan importante de la nación.

De los nuevos miembros conozco muy bien al Lic. Pedro Ortiz porque compartí con él los dos años que permanecí como miembro de la misma, así como también al nuevo presidente Dr. Hugo Fco. Álvarez Pérez, a quien conocí en Alemania como un secretario de nuestra Embajada que visité con 15 síndicos y regidores en mi condición de director del Instituto de Formación Política (IFP) para un entrenamiento municipal patrocinado por la Fundación Konrad Adenauer, dependiente del Partido Unión Demócrata Cristiana (CDU) y quien posee un excelente currículum vitae como abogado de los tribunales de la República. Es hijo de mi distinguido amigo y abogado vegano Dr. Hugo Álvarez Valencia, jubilado como juez de la Suprema Corte de Justicia y presidente del prestigioso bufete de abogados Álvarez y Álvarez, a cuya oficina le sobran casos legales por la reconocida capacidad y seriedad de sus integrantes.

En próximas entregas ofrezco detallar las diferentes etapas en la existencia de la Cámara de Cuentas y algunas anotaciones al opúsculo “La Cámara de Cuentas: Historia y Legislación”.

Posted in Edición Impresa, Panorama

Más de edicion-impresa

Más leídas de edicion-impresa

Las Más leídas