Una vez se anuncia el inminente impacto de un fenómeno hidrometeorológico en un territorio, los esfuerzos desplegados se enfilan a un objetivo: reducir los factores de riesgos para mitigar los daños.

La literatura en gestión de desastres y las experiencias pasadas enseñan sobre la importancia de una herramienta indispensable en tiempos de amenaza atmosférica, que se resume en una palabra: protocolo.

Sin embargo, para el especialista en gestión de desastres, Martín Meléndez, pareciera que las autoridades locales, entiéndase ayuntamientos y gobernaciones, no aprenden la lección, a juzgar por los mismos errores ahora expuestos con el paso de la tormenta Franklin. “No es posible que ahora se estén limpiando las calles. Entiendo que a esta hora no debería haber nadie en las calles y menos recogiendo basura y podando árboles, no es el momento” dijo al ser entrevistado vía telefónica a las 10:00 de la mañana de ayer, cuando las lluvias golpeaban con fuerza gran parte del territorio nacional.

“Estuve oyendo una entrevista que le hicieron a tres alcaldes de Santo Domingo, y absolutamente ninguno dijo: estamos siguiendo el protocolo para inundaciones… Aquí no hemos aprendido que en los eventos catastróficos se tiene un protocolo para enfrentarlos”, deploró el profesor de Ingeniería del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC).

Habla de la implementación de protocolos que se aplican antes, durante y después de un evento de esta naturaleza.

Esta indispensable herramienta debe responder a tres preguntas ¿Qué hacer? ¿Quién lo hace? ¿Cómo lo hace? También debe especificar los tiempos de respuestas.

Agrega que no se puede confundir con los planes de emergencia y contingencia desplegados por los organismos de vigilancia y socorro, ya que tanto las alcaldías como las gobernaciones deberían responder ante situaciones como las actuales con la aplicación de protocolos diseñados para estos fines.

La importancia de la prevención

A su entender, para esta época no deberían ocurrir tragedias como la muerte de personas producto de ser arrastradas por la crecida de una cañada en una zona urbana. Es por ello que recalca en la importancia de la prevención y de que cada organismo cumpla su rol de forma eficaz y oportuna. “Ahora la idea sería que con las lecciones aprendidas de lo que pase en este evento, veamos cuáles fueron los peligros y cómo debemos enfrentarlos”, precisó.

Meléndez es ingeniero civil y cuenta con un máster en Ciencias de la Construcción para Regiones Tropicales en Desarrollo de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, Cuba.

Ordenamiento territorial

Sostiene que en situaciones de emergencia, como las actuales, se hace más notable la necesidad de la Ley de Ordenamiento Territorial, la cual fue aprobada al cierre del pasado año, pero aún no cuenta con la reglamentación requerida para su implementación. Ante esta debilidad, dice, se permiten asentamientos en zonas de alta vulnerabilidad y se da rienda suelta al manejo y uso inadecuado de suelos.

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