Puerto Plata._ Más de 20 mil niños, niñas y adolescentes  en riesgo de abuso sexual y físico en diferentes puntos del país han sido impactados por el trabajo preventivo en diferentes escuelas y comunidades de la zona Norte, Nordeste y Este del país.

Desde hace varios años, el alarmante desafío de la explotación sexual comercial infantil que enfrenta República Dominicana, se ha incrementado en las zonas costeras de nuestro territorio. Así lo advierte María Josefina Paulino, una trabajadora social que desde hace décadas trabaja en varias provincias contra esta violación severa de los derechos humanos de los infantes.

Aunque el turismo es una de las principales actividades económicas del país, esta problemática ha provocado que muchas de las zonas más reconocidas para vacacionar, también enfrenten el estigma de ser conocidas como espacios de tráfico sexual y trabajo forzoso infantil, apunta Paulino, quien es la representante del Proyecto MAIS en la  República Dominicana, organización con sede en Puerto Plata que busca erradicar este delito contra los menores.

Más de 30 años trabajando el tema

Paulino comenzó hace más de 35 años  en la organización Integración Juvenil, y luego formó  parte de una ONG con el apoyo de MAIS de Roma, tras ser invitada por esa misma organización a Roma, para participar de una investigación sobre los espacios turísticos utilizados en el uso  sexual de niños, niñas y adolescentes.

“El director de MAIS Roma, al culminar el encuentro, me preguntó que si quería desarrollar un Proyecto  en la República Dominicana, así que accedí. Se trataba de desarrollar un proyecto de apadrinamiento a niños que estuvieran fuera de las escuelas por diferentes causas que estuvieran en riesgo de ser explotados sexualmente”, cuenta.

Ante la problemática, Paulino se planteó la necesidad de incidir de manera preventiva en diferentes ambientes para contribuir al fin del abuso. Comenzó en Puerto Plata y luego se extendió en  Sosua y Cabarete, porque estas zonas, según un informe desde el  2000 son donde más se presentan estos casos, al igual que Boca Chica. “Llegamos a  Sosua  en el 2004, con el objetivo de trabajar en contra de  esa marca de destino sexual comercial. Recibimos el apoyo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y otras entidades con las que trabajamos  durante seis años con cientos de niños  víctimas de diferentes  violaciones a sus derechos, así como en situación de vulnerabilidad”, contó.

Al llegar a la zona, Paulino asegura que encontró un panorama “desgarrador, con niños y niñas de seis, ocho y nueve años, que eran proporcionados  por sus padres como objetos sexuales para ganar dinero. Algo que me impactó fue ver cómo una pequeña de apenas 12 años, llorando, se sacaba de su ropa interior unos billetes y se los entregaba a su mamá que la esperaba fuera de un restaurante. La madre la explotaba. Afortunadamente la rescatamos y la ayudamos”.

El trabajo preventivo de MAIS se desarrolla actualmente en varias provincias del Norte y del Este del país  que, de acuerdo con varios estudios e informes, son las regiones donde más se dan estos casos.

Paulino motiva a los niños a empoderarse de sus derechos como ciudadanos, al estimular la participación de los mismos en los ambientes donde se desarrollan, como escuelas, hogares, y en la misma comunidad, para restituir sus derechos en caso de abuso o violaciones, o para disminuir los factores de vulnerabilidad.

Desde finales de los años 90, MAIS ha  apoyado a más de 20 mil niños, aunque de forma indirecta ha impactado a casi el triple de esa cantidad. Al principio, la organización solo trabajaba con 126 pequeños que reunía en las playas, en las escuelas y en otros espacios. Para ese entonces fueron realizadas miles de visitas a hogares y espacios turísticos.

MAIS Organización, que Paulino coordina,  representa en el país a ECPAT International (End Child Prostitution and Trafficking), que es la mayor red mundial dedicada a combatir este problema, con presencia en más de 100 países y con sede central en Bangkok, en Tailandia.

“MAIS es miembro de  ECPAT  Internacional. Es decir que trabajamos con el mismo propósito: darle más visibilidad a una realidad que desde hace años ha sido ignorada y tolerada”, subraya Paulino.

Un estudio de Naciones Unidas del 2006 refiere el reto que representa para los derechos humanos este delito hacia los niños. Indica que 150 millones de niñas y 73 millones de niños que no alcanzaban los 18 años, fueron obligados a vivir en condiciones forzosas  de violencia y de violencia sexual.

ECPAT ha creado junto al sector privado  el “Código de Conducta del Sector Turismo para la Protección de los Niños, Niñas y Adolescentes contra la Explotación Sexual Comercial”, es una especie de guía preventiva y compromiso acogida por los establecimientos turísticos, como hoteles y restaurantes; MAIS ha asumido ese trabajo  hasta la fecha se han capacitado 25 mil 980 empleados de estos espacios, “para que no sean parte del delito, pues algunos miembros de ellos son quienes les informan y participan en la localización de  los menores a los extranjeros”.

 MAIS tiene en Puerto Plata  un Centro que atiende a Niños en situación de vulnerabilidad,  a sus  familias se les ofrece  la oportunidad de crecer y aprender algún tipo de actividad económica. Paulino realizo un acuerdo con el Instituto Nacional de Formación Técnico Profesional (Infotep), donde los padres de los Niños que están en riesgo tienen la oportunidad de formarse en diferentes áreas. Pero además se les entregan equipos para que formen sus propios negocios.

“Hemos aportado datos para que a padres y extranjeros que han cometido este abuso sean  sometidos a la justicia. De esa colaboración con la justicia  actualmente hay un canadiense condenado a 37 años de cárcel, también hay un alemán, y otros de aquí. No ha habido más condena por la barrera más fuerte que tenemos para erradicar esto: la complicidad”, explica.

Paulino asegura que todavía hoy día algunas autoridades forman parte de esa red de explotación y delito.

Enfoque del proyecto e impacto en provincias

Paulino, de San Francisco de Macorís, desarrolla el proyecto desde cuatro enfoques: para los hoteleros, para los educadores, para madres y padres, y para miembros y dirigentes de la comunidad y para los niños, niñas y adolescentes. “A nuestro centro han llegado niños muy desadaptados, de familias abusivas, niños con una alta vulnerabilidad. Lo más triste es que luchamos solos, con la misma comunidad, aunque ya se han unido los más importantes: los espacios hoteleros, quienes a través de una política ética corporativa contra este delito capacitan a todo su personal sobre cómo detectar y prevenir cualquier tipo de conducta relacionada”. Paulino ha trabajado toda la costa Norte, desde Punta Rusia hasta La Galera, y en el Este, desde Uvero Alto  hasta Bayahíbe, esfuerzo que la ha hecho merecedora del reconocimiento como finalista de la cuarta edición del premio Mujeres que Cambian el Mundo.

Según la Organización de Estados Americanos, el 20% de los 700 millones de viajes que se producen en el mundo tiene una motivación sexual y, de esta cifra, el 3% busca explícitamente sexo con menores.

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