Ha gestionado más de 50 hidroeléctricas en las zonas montañosas, como las cordilleras Central y Septentrional
Hasta el año 2006, República Dominicana solo tenía tres microhidroléctricas funcionando. Ese mismo año, se comenzaron a construir cuatro más, encabezadas por la especialista en temas ambientales Michela Izzo, quien en la actualidad ha gestionado más de 50 de estos proyectos de sistema de energía hidráulica en más de 70 comunidades del país y una en Haití, a través del Programa de Pequeño Subsidio (PPS).
Izzo, quien ha impulsado el desarrollo de programas de reforestación, ha solucionado con estas centrales problemas de acceso a la energía eléctrica en varias zonas remotas en condiciones de vulnerabilidad como Rancho Arriba, en San José de Ocoa, o Angostura de Manabao, en Jarabacoa.
La iniciativa se fortaleció cuando, en 2008, el PPS, que es un programa del Fondo para el Medio Ambiente Mundial, de las Naciones Unidas, y Guakía Ambiente, un emprendimiento social con enfoque ambiental dirigido por Izzo, crearon una alianza y desarrollaron más estos proyectos, manejados de manera autónoma por las comunidades beneficiadas.
“Acciones locales para la conservación global” es el lema bajo el cual trabaja Guakía, nombre de origen taíno que significa “nosotros”. “Es decir, somos ambiente, por eso nuestro enfoque es el desarrollo comunitario y la preservación ambiental. Es realizar acciones que puedan impulsar el crecimiento social, para la salvaguarda de la naturaleza, y mitigar las problemáticas globales en ese ámbito”.
Guakía fomenta básicamente “el aprovechamiento comunitario de fuentes renovables de energía como herramienta para la transformación socio-económica”, promueve “la formación de capacidades locales como base para la sostenibilidad de nuestras acciones y la generación de alternativas para las poblaciones rurales”, e impulsa “la colaboración mutua entre las comunidades y demás actores que participan en las acciones orientadas al desarrollo territorial”, desde hace diez años, aunque fue en 2012 cuando se constituyó legalmente a través de la Oficina Nacional de la Propiedad Industrial (Onapi).
Los proyectos están ubicados en la Cordillera Central y en la Septentrional, prevalentemente, en la sierra de Bahoruco, en la cuenca alta del río Nizaíto en Paraíso, Barahona, en Bonao, Altamira, la Loma de Moca, Nagua y San Francisco, todas asociadas a una conservación y restauración de la cobertura forestal en cuenca alta, que equivaldrían a 70 árboles por tarea en 7 mil hectáreas.
Izzo nació en Italia, y aunque tenía el trabajo soñado allá, no se sentía satisfecha, así que comenzó a enviar solicitudes de empleo a varias agencias internacionales y a otras entidades. “Un día me llegó una carta de Naciones Unidas de una solicitud que había hecho para voluntaria, y me dijeron que debía ir a la entrevista en República Dominicana, que para ese entonces no sabía dónde quedaba. Me seleccionaron, y comencé la aventura, aunque en la empresa en la que estaba me había dado un año sabático, es decir que podía regresar si no funcionaba. Pero volví para renunciar, porque quedé encantada con la dinámica del trabajo aquí, y la oportunidad que me brindaba de servir con lo que me apasiona”.
“Se trata del espíritu de desarrollar la cooperación, uno no puede sustituir a la gente, ya que la filosofía de la donación no funciona. No solamente no funciona el problema a mediano o largo plazo, sino que crea una condición de dependencia. En lugar de desarrollar a la gente, lo que crea es un problema”, cuenta Izzo, quien anunció que realiza estudios con otras organizaciones para estudiar el potencial a escala nacional para llevar a cabo estos proyectos en todo el país.
Estos son sistemas manejados de manera autónoma por los grupos comunitarios, o sea, ellos tienen su propio sistema de mantenimiento ambiental, administrativo y técnico, tienen un fondo que manejan a nivel comunitario y está constituido por la cuota que cada usuario paga mensualmente. También tienen una organización sombrilla a nivel nacional, conformada por todas las organizaciones comunitarias de base que están registradas legalmente y que representan la microhidroeléctricas comunitarias, denominada Red Dominicana para el Desarrollo Sostenible de las Energías Renovables (REDSER).
Proyectos están alineados a los ODS
Michela Izzo subraya que el trabajo que hace junto al del PPS es llegar a las comunidades para que sean ellas mismas las que ejecuten, y abracen esa filosofía. “A distancia de 6 años de nuestra constitución, hoy podemos decir que por cada dólar que pone en efectivo el PPS, Guakia logra poner 2 en proyectos comunes. O sea, que se ha ampliado considerablemente el cofinanciamiento de los proyectos”. La construcción de estos proyectos, que han beneficiado a más de 4 mil familias o unas 20 mil personas, están enfocados en las cinco temáticas del Fondo para el Medio Ambiente Mundial, y alineadas asimismo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, específicamente con el 6, de agua limpia y saneamiento; el 7 de energía limpia y no contaminante; y el 12, de producción y consumo sostenible.