Subdirector de Oficina Nacional de Estadística responde a los cuestionamientos y defiende la veracidad del censo

“A mi casa no fueron”. “Diez millones somos hace mucho”. ¿Y cuántos haitianos hay en el país? Son algunas de las interrogantes que gravitan en torno al X Censo Nacional de Población y Vivienda, que apenas pare sus primeros resultados tras nueve meses de gestarse el esperado conteo.

Se trata de la operación estadística y logística más importante desplegada por el gobierno dominicano. Cursa, actualmente, la edición 10 desde que se tiene registro de este tipo de levantamiento en el país.

Doce años pasaron del último censo y mucho se ha dicho acerca de este. Con la presentación de la boleta censal que contiene las preguntas y variables a medir, surgieron las controversias, teorías conspirativas y las advertencias de grupos nacionalistas que calificaron esta magna jornada como la base de un plan para darles nacionalidad a miles de haitianos.

Los ruidos aumentaron con las denuncias de incumplimiento de pago por parte de algunos de los empadronadores contratados. Y es que la nebulosa que gira en torno al censo ahora empaña la veracidad de los datos que empiezan a ser difundidos por volúmenes conforme a un calendario que se extenderá hasta el próximo año.

Para despejar las dudas más frecuentes suscitadas en este proceso, elCaribe entrevistó al economista Augusto de los Santos, subdirector de la Oficina Nacional de Estadística (ONE), entidad responsable del censo.



“Hemos tenido que competir con la percepción de la gente”

Al hablar de los desafíos presentados, el experto en estadísticas reconoce que han tenido que luchar contra la percepción de muchos. Y lo dice a modo de desmontar las suposiciones de que la población total de República Dominicana es mayor a la cantidad arrojada en este censo, que la sitúa en 10 millones 760 mil 028 habitantes.

“La gente en el censo pasado (del 2010) te dice que fueron 10 millones, no, fueron 9,445,281 y ahora somos 10,760,028. Es decir, es razón de un millón 400 mil, aproximadamente, en 12 años”, afirma. Seguidas agrega “y esto no es un número menor. Tú estás hablando de un crecimiento significativo de la población. Lo que pasa es que ocurre en un momento donde tienes que competir con la percepción de la gente”, señala.

Al extrapolar la situación, el funcionario admite que las impresiones y juicios que se tejen respecto a ciertos temas de interés compiten con informaciones oficiales, ya sean estas estadísticas de salud u otros indicadores medibles.



Defiende veracidad de los datos

Sin embargo, asegura que los resultados arrojados surgieron de la implementación de “un instrumento estadístico robusto de calidad” que obedeció a las normativas y estándares internacionales exigidos en una operación de esta dimensión.

Destaca que al prever las situaciones que se presentarían en una cobertura de esta naturaleza, posterior al levantamiento desplegaron una encuesta de control y calidad en consonancia con las recomendaciones que hace la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

En base a una muestra probabilística, este instrumento busca establecer el porcentaje de cobertura y omisión que tuvo el censo.

Sostiene que con la encuesta de control y calidad se salió a preguntar a unos 200 mil hogares representativos si fueron censados y sobre los principales atributos de esas viviendas. Con estos resultados, aún en construcción y evaluación, se determinará la tasa de omisión y el margen de error que tiene toda operación estadística. Estos resultados se presentarán en el próximo informe.



Los omisos. Lo ideal versus lo real

Fue propicia la explicación para preguntar sobre esos ciudadanos que aseguran no fueron empadronados. ¿Se debe censar a todos? Al respecto, dice que lo normativo e ideal es que todo el mundo sea censado, pero en la práctica, desde el 1960, se ha demostrado que no todos dan respuesta por los factores que cita a continuación.

“Se sabía que iba a suceder esto porque tú tienes cada día más hogares vacíos, más viviendas unipersonales, es decir una persona que compró su vivienda y vive ahí, pero como tú la encuentras si posiblemente trabaja de 8:00 a 7:00 de la noche, y el encuestador tiene instrucciones de estar hasta la 5:00 de la tarde salvo operativos especiales. Igual los fines de semanas ya están fuera de la ciudad o trabajando también”, responde.

En ese orden, indica que el encuestador tenía instrucción de ir tres veces en caso de no tener respuesta. “Tenemos registro de hasta cinco y seis visitas y no había nadie. Eso hace sentido porque la ciudad ha cambiado, anteriormente tú tenías siempre una persona en la vivienda, hoy en día eso no es posible, tienes al padre y a la madre trabajando, posiblemente, al hijo en un colegio día completo”, añade.

La falta de persona idónea para responder a los cuestionarios, que debía ser mayor de 15 años, sumado a las personas que evitaban tener contacto por un tema de seguridad son algunos de los inconvenientes presentados.

Subdirector reconoce han tenido que luchar contra la percepción. Johnny Rostestán

Puertas cerradas

El técnico no niega que hubo resistencia en algunos hogares al momento del levantamiento. Avisados de la situación, dice desplegaron las estrategias diseñadas con antelación.

Ponderado por sus promotores como el primer censo tecnológico hecho en el país, en parte por los sistemas de datos interconectados, también se le reconoce la reducción considerable del tiempo que conlleva presentar los primeros resultados.

Pese a la tecnología implementada, se distribuyeron unas 60 mil boletas impresas tras determinar, con antelación aquellas zonas donde no se podían levantar información con los dispositivos por asuntos de seguridad, y zonas en que era difícil el acceso y otras explicaciones abordadas en esta entrevista. Relata que en ciertas torres de zonas exclusivas no permitían entrar al personal. En consecuencia, procedían a dejar la boleta para garantizar el llenado, en muchos casos se valían de las juntas de vecinos.

La experiencia de contar los extranjeros en el país

Uno de los puntos censados que más interés despierta es la cantidad de extranjeros, pero será el próximo año cuando se arrojarán estas estimaciones. Abordado sobre el tema, el subdirector de la ONE precisó que de entrada no interesa la nacionalidad de las personas, y que el censo no es el mejor instrumento para estos fines, ya que hay otras herramientas que permiten categorizar este segmento. De hecho, reconoce que hubo casos en los que no abrieron las puertas por el temor propio que genera el estatus de algunos inmigrantes. Ahí entró el apoyo de las iglesias y las organizaciones comunitarias, para recoger data. En el levantamiento se consideraba el tiempo que la persona tiene residiendo en una zona y el lugar de nacimiento de cada uno de los miembros del hogar.

¿Por qué los ruidos con los pagos?

Los rumores esparcidos por algunos sectores que auguraban el fracaso del censo fueron atizados por los reclamos de empadronadores que exigían el pago del servicio prestado. El subdirector Augusto de los Santos llevó de cerca cada caso. Dice haber sufrido cada crítica lanzada y deja entrever que no todo lo que se dijo es verdad. “Tenemos una operación que es atomizada. Tienes en todo el territorio nacional personas que están levantando información. Levantamientos del día a día. Aquí tú puedes tener la estrategia perfecta, pero cuando sales a campo, cuando estás en el día a día con la operación estadística, es bastante complejo el proceso”, expresa.

Revela que en torno al pago, recibió más de 2 mil reclamos, sin embargo asegura que fueron 548 los casos verificables, situación que atribuye a los cambios realizados en el campo, en plenas jornadas, y que no fueron correctamente sincronizados. “¿Y qué hicimos?, evaluar caso a caso, no solo los 548, llegamos a evaluar aproximadamente más de dos mil casos de todo el que se paraba ahí (en las instalaciones de la ONE) y me decía a mí me deben”, relata.

Estima que el grupo que no recibió el pago al 30 de diciembre del 2022 representa el 1.5 por ciento de un total de 35 mil personas involucradas en las jornadas. En su mayoría integradas por empadronadores, supervisores y encargados de polígonos.

Afirma que la mayoría de esos más dos mil reclamantes eran devueltos tras reflexionar sobre la pregunta ¿usted cobró tanto?”, al tener la respuesta afirmativa del pago, muchos comparaban sus salarios con el de otros. “Yo tengo un amigo en la sesión del lado que cobró más… y le digo porque él trabajó la extensión, usted no”, sostiene de los Santos al recordar la avalancha de quejas que atendió.

Fueron un promedio de 17 días, contado desde la recepción del material, levantamiento y revisiones, sin citar la extensión dada en algunas demarcaciones como Santiago, La Altagracia, Distrito Nacional, Santo Domingo y Puerto Plata. Son varias las razones que dieron origen a estos “movimientos” de los que habla. Entre las que citó casos como desvinculaciones por no cumplir con lo convenido, o el hecho de que en medio de la jornada, la persona abandonaba porque consiguió un trabajo.

En esos días, según su relato, se dieron casos en que el empadronador o supervisor estrella fueron promovidos en sus tareas por el equipo de campo. “Eso requería otros permisos, al tener esas personas con otras aprobaciones que no eran las genéricas, entonces tenías un problema serio”, señala. “Cuando tú tienes una operación como esta, en el caliente del día a día, dinámica, tú no puedes controlar todo lo que va sucediendo en todo el territorio, entonces qué ocurre esos reportes no siempre llegaban a tiempo por la misma razón”, enfatiza.

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