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Santiago. Bernarda Marte espera como regalo de las madres salir del caparazón de un autobús escolar a punto de desplomarse, donde lleva varios meses alojada junto a su familia.
Marte solo ha visto recibir promesas que no se cumplen por parte de funcionarios de distintas dependencias que han acudido para verificar la condición en que vive junto a su madre Felicia Rosario, de casi 90 años de edad.
El destartalado hogar también es habitado además por su esposo y sus tres hijos, incluyendo niños.
“Justamente hace un mes que vino alguien y dijo que nos ayudaría a salir de donde estamos. En otras ocasiones han llegado funcionarios y todo queda igual”, apunta Marte, al hablar con reporteros de elCaribe.
La casa donde residían, a escasos metros del caparazón, en la comunidad Parada Siete del sector El Ingenio Abajo, perteneciente al distrito municipal Santiago Oeste, colapsó por los deslizamientos de tierra.
En el mes de enero de este año, Bernarda Marte decidió tomar el techo de la guagua y colocarlo con palos parados en una línea de block, y retazos de madera y cartón que sirven como paredes, pegadas a la casa de un vecino, que por caridad permitió que el grupo se refugiara en el pequeño pedazo.
“Esto se nos está cayendo encima y cuando llueve toda el agua cae en nuestras camas y no podemos siquiera dormir”, relata la dama.
Dice que anhela recibir como regalo de madres, el poder contar con un techo más seguro, a donde poder llevar a su familia y su progenitora, quien presenta problemas de dificultades de salud.
En el caparazón del autobús funciona la cocina, con una estufa, dos camas en un piso de tierra donde duermen todos y una mesa que impide que puedan moverse con soltura en el estrecho espacio.
La casa de los vecinos, que permitieron que se refugiaran a su lado, presenta también condiciones de pobreza extrema, por lo que urge ir en auxilio de estas familias.