Santiago. El llamado a no abandonar a su suerte a las personas que padecen depresión o algún trastorno mental ha sido insistente por parte de los profesionales de la salud mental y otros sectores de la sociedad que entienden que el apoyo emocional ayuda al proceso de recuperación.

Pero este llamado parece no ser escuchado por los familiares de los que caminan o deambulan sin rumbo por las calles o los que han marcado un territorio en el que hacen presencia habitual: en algunos casos justifican su indiferencia en la pobreza en que viven.

La respuesta del ministro de Salud Pública, Daniel Rivera, a los sectores que reclaman dar atención a este sector de la población no es clara, cuando dice que para internar a una persona con problemas mentales, sin su aprobación o el consentimiento de un familiar, es ilegal.

“Legalmente yo no puedo coger a una persona y quitarla del medio, tengo que hablar con ellos y si ellos nos permiten hacerle su diagnóstico”, manifestó Rivera al hablar para algunos medios de comunicación, pero lo real es que estos seres humanos no tienen conciencia de lo que hacen y por tanto no pueden decidir lo que es mejor para su vida.

Estas personas, por alguna razón, de duelo, dolor, consumo de sustancias, deficiencia alimentaria o por factores hereditarios perdieron el rumbo de su vida, no tienen lugar para el aseo, usan por largo tiempo la misma ropa y comen alimentos desechados. Padecen frío, calor, hambre, dolor, sin que nadie pueda diferenciar esos estados de ánimo, porque simplemente son ignorados. Están en los parques, en las plazas y otros lugares públicos, se les ve perdidos en un mundo en que se quedaron cuando les abandonó la conciencia de sus actos.

Limitaciones

En Santiago, al igual que en otras ciudades del país, no hay espacio para albergar a estas personas que en ocasiones son abandonadas a su suerte. El único lugar público donde se trata la salud mental en Santiago es el hospital regional José María Cabral y Báez, pero es un área limitada y solo pueden ir de paso.

El año pasado la doctora Hilda Valdez, encargada del Departamento de Salud Mental de ese centro de salud, se vio en la necesidad de hacer un llamado a los familiares a no olvidar a los pacientes que llevan a psiquiatría. Los exhortaba a no olvidar los aspectos familiares, sociales, ambientales y les recordaba que la familia juega un papel muy importante en el desarrollo y cura de las enfermedades o trastorno psiquiátrico.

Recientemente el senador de Elías Piña, Yvan Lorenzo, pidió al Ministerio de Salud Pública retirar a los enfermos mentales de las calles, internarlos en centros de salud y ofrecerles asistencia médica. El legislador dijo que la medida urge debido al pánico que han provocado los más recientes hechos, en los que enfermos mentales agreden con piedras a los conductores en la vía pública. También la iglesia Católica ha pedido por los dominicanos que andan por las calles como mendigos o como enfermos mentales sin protección.

Según Salud Pública, nunca ha estado cerrado

El hospital psiquiátrico fue transformado en el año 2016 en el Centro Psicosocial Padre Billini y sí opera, pero los parámetros en salud mental se han modernizado, así como la maneras de asistir a pacientes, al punto de que ya no se estilan los reclutamientos permanentes en hospitales psiquiátricos.

Así lo explicó la subdirectora del Centro de Rehabilitación Psicosocial Padre Billini (antiguo 28), Rosaura Holguín, quien aclaró que este centro nunca ha estado cerrado y que lo que ha cambiado es la metodología, “ya no tenemos esa visión de manicomio”.

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