La Vega. El legado de Pedro A. Rivera, fundador de la icónica empresa de embutidos y cárnicos dominicana Induveca, es eternizado con la inauguración de una imponente estatua de 15 pies, obra del reconocido escultor dominicano Fermín Ceballos.

El homenaje, encabezado por la vicepresidenta de la República Raquel Peña, los familiares de Pedro A. Rivera y el alcalde de La Vega estuvo cargado de emociones y anécdotas al ver la imponente obra que busca capturar la esencia humanista del ilustre empresario vegano.

Tony Rivera, hijo de Pedro A. Rivera, empresario, y ex senador expresó su gratitud en nombre de su familia hacia los habitantes de La Vega, resaltando el significado del acto en honor a su padre, y subrayando la importancia de transmitir su legado de amor, valores y principios a las generaciones venideras.

La vicepresidenta Raquel Peña a través de su cuenta de la red social X dijo que durante la misa en memoria del empresario Pedro A. Rivera, en la Catedral de la Inmaculada Concepción, en La Vega, recordó su legado a favor del sector agroindustrial del país, y honró, además la memoria de un hombre que contribuyó al desarrollo socioeconómico de la nación.

Durante la ceremonia, Ligia Bonetti, presidente del Grupo SID, matriz de Induveca, destacó las cualidades de Rivera como símbolo de compromiso, visión, generosidad, empatía y rectitud ética, además recordó a Pedro Rivera como un hombre que valoraba cada momento, dotado de una mente lúcida y un espíritu jovial.

Surgido de orígenes humildes, se destacó por su simplicidad, generosidad y una ética laboral ejemplar, siempre mostrando una apariencia cuidada que reflejaba su respeto y consideración hacia los demás.

Y es que tras tres décadas de la partida del empresario, su estatua se erigió en la avenida principal de La Vega la cual también lleva su nombre, simbolizando la perdurable huella de su contribución.

El alcalde Kelvin Cruz destacó la inspiración que supone compartir raíces con don Pedro, instando a la comunidad a seguir su ejemplo para fomentar el desarrollo local.

El escultor Fermín Ceballos describió los elementos distintivos de la estatua que evocan al recordado empresario, como su vestimenta característica y los accesorios que lo identificaban, aportando un profundo valor simbólico y emocional a la pieza.

La conmemoración incluyó una exhibición de imágenes que mostraban la versatilidad de don Pedro y un video testimonial con relatos de quienes lo conocieron, destacando sus vivencias y logros, presentado por su hija Janet Rivera.

El evento contó con la bendición de Monseñor Antonio Camilo, obispo emérito de la Diócesis de La Vega, la presencia del ex presidente Hipólito Mejía, la vicepresidenta Raquel Peña, los hijos de don Pedro, Rosario, Tony, Ada, Janet y Letty Rivera y otros miembros de la familia Rivera Rivera Torres.

Asimismo, asistieron personalidades del ámbito social, empresarial y político de La Vega y de todo el país, entre ellos Roberto Bonetti, José Miguel Bonetti Guerra, José Vitienes y Fernando Armenteros, junto a miembros del consejo de Grupo SID y sus empresas, amigos y conocidos.

En 1968, Pedro A. Rivera amplió su visión empresarial al comprar una pequeña fábrica de embutidos, lo que sentó las bases de lo que actualmente es Induveca. Esta empresa, bajo su liderazgo, ha crecido hasta convertirse en un líder del mercado en diversas categorías de la región del Caribe. Según las declaraciones emitidas por Miguel Vargas Maldonado, candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), al revelar en 2008 que es hijo del empresario, la herencia que recibió de su padre fue el amor al trabajo, la superación personal, la relación con sus munícipes y el haberse destacado a nivel regional ocupando posiciones políticas.

El empresario dejó una huella imborrable

Fue fundador de lo que hoy se conoce como Induveca, originario de Jábaba, en la frontera entre La Vega y Moca, nació en 1922 y comenzó su carrera en la agricultura, especializado inicialmente en la siembra de plátanos. Sin embargo, fue en el ámbito de la carnicería donde halló su verdadera vocación, al utilizar el conocimiento ganadero heredado de su padre para sentar las bases de su futuro empresarial En 1962, Rivera emprendió en la industria al adquirir una factoría de café y cacao, la cual transformó en una próspera factoría de arroz, a la quellevó a ser una de las principales del país en aquel entonces.

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