Barcelona (EFE).- Procurar mantener rutinas diarias de la persona enferma de Alzheimer y aprovechar para que la persona cuidadora descanse son dos de los consejos que da la neuropsicóloga y terapeuta de la Fundación Pasqual Maragall, Glòria Mas, para disfrutar de las fechas navideñas en familia con una persona con esta afectación.
La Fundación Pasqual Maragall, dedicada a la investigación, divulgación y apoyo a las familias de afectados de Alzheimer, ofrece estos días consejos a las familias que tienen una persona afectada por la enfermedad ante el bullicio, desplazamientos, encuentros familiares y celebraciones que suponen las fiestas navideñas.
«Para que la persona con Alzheimer se sienta cómoda es importante crear espacios de confort y mantener actividades que aludan a su vida diaria y es recomendable que en estas fechas la persona cuidadora descanse de su rutina y repartir las tareas entre distintos familiares», ha resumido Mas, que advierte de que estas fechas pueden ser difíciles de gestionar para las personas con Alzheimer y sus cuidadores.
Según la neuropsicóloga, «una rutina cotidiana repetitiva y organizada ayuda tanto a la persona con Alzheimer, como a la persona que lo cuida».
Mantener las rutinas e implicar a los familiares
«En estas fechas, esta rutina se ve interrumpida y puede llegar a presentar dudas sobre cómo se debería afrontar la situación, por ello es importante mantener actividades que evoquen a su vida diaria», recomienda la experta.
La terapeuta recuerda también que durante la Navidad, y en otras fechas señaladas en familia, «es importante trasladar al entorno familiar la situación de la persona con Alzheimer y el estado de la enfermedad, para que puedan actuar en consecuencia».
«También será enriquecedor implicar a los familiares en las tareas que normalmente desarrolla la persona cuidadora para que todos los miembros tengan la oportunidad de relacionarse con la persona con Alzheimer. La interacción directa es una forma muy eficiente para darse cuenta de las capacidades y necesidades de quien convive con una demencia», añade.
«Todo ello debe hacerse de forma tranquila y no todos los familiares a la vez, ya que un exceso de estímulos puede no ser positivo y provocar un aislamiento», puntualiza Mas.
Aunque recomienda que en estas fechas otros familiares se involucren en el cuidado de la persona con Alzheimer y compartan las tareas para desahogar a la persona cuidadora de las obligaciones que desarrolla normalmente, avisa que siempre hay que tener presente que la persona cuidadora principal es quién mejor sabe cómo actuar ante cualquier situación y, por tanto, se debe seguir su criterio.
Los niños, un incentivo positivo
«Los niños son un incentivo positivo para la persona con Alzheimer y es buen momento para fomentar esa relación», subraya Mas, que matiza: «a pesar del estímulo tan positivo que suponen, será conveniente regular la interacción, ya que la energía de los pequeños es incansable e intensa, y hay que evitar llegar a saturar o cansar en exceso a la persona con Alzheimer».
Otras recomendaciones durante las fechas navideñas son recurrir a las rutinas familiares de años anteriores y, si existen tradiciones que se repiten cada Navidad, como cantar villancicos o recitar poemas navideños, mantenerlas.
No obstante, la neuropsicóloga advierte que se deben vigilar las cantidades de comida y bebida que se puedan ingerir porque en las personas con Alzheimer pueden darse dificultades para inhibirse de seguir tomando según qué alimentos o refrigerios, o la percepción de la sensación de saciedad verse reducida. «De esta forma evitamos un malestar posterior o una mala combinación con la medicación», explica.
Mantener los rituales
Cuando el círculo familiar es reducido o no es posible juntarse con los allegados o amigos, la Fundación Pasqual Maragall aconseja mantener los rituales significativos para la persona cuidadora y la persona con Alzheimer, como decorar la casa, conmemorar las tradiciones y festejar las fechas especiales, ensalzando la complicidad y estimación del núcleo familiar.
«Si la persona con Alzheimer tiene un comportamiento inapropiado, nadie debe sentirse responsable. Si la seguridad y bienestar no están en riesgo, lo más recomendable es redirigir su atención a otras actividades, conversaciones o estímulos, distrayéndole con otra cosa», aconseja la neuropsicóloga.
Glòria Mas también alerta de que si la familia del enfermo ha de viajar en estas fechas, puede comportar «una situación de estrés» para la persona con Alzheimer, especialmente si se encuentra en una fase moderada de la enfermedad.
«Ante una excepcionalidad como es viajar, es importante pensar en algunos recursos que evoquen a su rutina diaria, como alguna actividad que la mantenga tranquila y que esté acostumbrada a hacer. De la misma manera, debemos entender que en algún momento se sienta agobiada, por eso, es adecuado tener preparado un espacio especial por si necesita descansar y desconectar», sugiere la especialista.
Según la Fundación Pasqual Maragall, actualmente el Alzheimer y las demencias afectan a unas 900.000 personas en España, es decir, una de cada diez de más de 65 años y un tercio de las de más de 85, y, si no se encuentra remedio, en el año 2050 el número de casos podría triplicarse en el mundo, superando el millón y medio de personas solo en España, lo que podría colapsar los sistemas sanitarios y asistenciales.