Comer demasiado rápido puede provocar aumento de peso, así como un mayor riesgo de enfermedad cardíaca, diabetes y accidente cerebrovascular, según una investigación.

Comer rápido es una práctica común en el mundo acelerado de hoy. Si bien puede ahorrarnos unos minutos durante las comidas, también aumenta el riesgo de varios problemas de salud, como la obesidad y la diabetes tipo 2.

Si la pérdida de peso es nuestro objetivo, comer rápido puede estar obstaculizando el progreso. Comer más despacio, por otro lado, puede proporcionarnos poderosos beneficios: aumentar los niveles de hormonas de saciedad, ayudar a hacernos sentir más satisfechos y disminuir nuestro consumo de calorías. También mejora la digestión y el disfrute de los alimentos.

Cuando comemos rápido, es mucho más fácil comer mucha más comida de la que nuestro cuerpo realmente necesita. Con el tiempo, la ingesta excesiva de calorías puede provocar un aumento de peso. “Comer rápido engordaría si uno come más de lo que necesita, porque podemos comer rápido nuestra porción, luego dejar de comer y no existiría tal problema. El tema es que cuando uno come rápido tiene el riesgo de comer más porque la señal del sistema digestivo al cerebro tarda 20 minutos.

La obesidad es uno de los mayores problemas de salud a nivel mundial y una enfermedad compleja que no es causada simplemente por una mala alimentación, inactividad o falta de fuerza de voluntad. De hecho, están en juego complicados factores ambientales y de estilo de vida. Comer rápido se ha estudiado como un factor de riesgo potencial para tener sobrepeso y obesidad.

Una revisión reciente de 23 estudios encontró que los comedores rápidos tenían aproximadamente el doble de probabilidades de ser obesos, en comparación con los comedores lentos.

Asimismo, los resultados de un estudio, presentado en las Sesiones Científicas de la Asociación Americana del Corazón en 2017, sugirieron que engullir la comida puede dañar gravemente la salud cardiometabólica.

La investigación que dirigió el doctor Takayuki Yamaji, cardiólogo de la Universidad de Hiroshima en Japón, examinó a más de 1000 participantes durante un período de 5 años y se centró en la relación entre la velocidad de comer y la incidencia de síndrome metabólico que es el nombre colectivo dado a cinco factores de riesgo de enfermedades cardiometabólicas graves, como enfermedades cardíacas, diabetes y accidentes cerebrovasculares.

Estos cinco factores de riesgo son la presión arterial alta, los triglicéridos altos o las grasas que se encuentran en la sangre, el nivel alto de azúcar en la sangre, los niveles bajos del colesterol “bueno” y una cintura grande.

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Fuente:infobae

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