Trump y el Acuerdo sobre el cambio climático

Hoy día 5 de junio de 2017, día mundial del medio ambiente, nos encontramos con un mundo totalmente dividido en materia de políticas públicas para la protección del medio ambiente, ya que el pasado jueves el presidente de los Estados Unidos Donald&#8

Hoy día 5 de junio de 2017, día mundial del medio ambiente, nos encontramos con un mundo totalmente dividido en materia de políticas públicas para la protección del medio ambiente, ya que el pasado jueves el presidente de los Estados Unidos Donald Trump se presentó ante las cámaras de televisión para anunciar oficialmente la salida de su país del “Acuerdo climático de París” relativo a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, lo cual ha dejado en shock a toda la comunidad política mundial y a toda la comunidad científica ambiental, pues ese Acuerdo alcanzado en París, en diciembre de 2015, fruto de largas jornadas de trabajo conjunto de los presidentes y jefes de Estados de 195 países, hoy es unilateralmente abandonado por el país más rico, más industrializado y más desarrollado, y que al aportar el 18% del volumen total de gases de invernadero se convierte en el segundo mayor productor y emisor de gases responsables de un calentamiento global que ya alcanza 1.2 grados Celsius por encima de lo normal, emisiones que solamente son superadas por China que aporta el 25% del total de gases de invernadero acumulados en nuestra atmósfera.

Y aunque los republicanos de Estados Unidos no lo admitan de manera pública, lo cierto es que al hablar del cambio climático a lo interno de esa gran nación norteamericana el debate deja de ser científico para convertirse en un debate eminentemente político, ya que los republicanos siempre han entendido que el tema del cambio climático es un discurso ambiental propiedad exclusiva de los demócratas, y que cualquier presidente republicano que asuma el discurso del cambio climático le estaría dando apoyo promocional a los demócratas y estaría proyectando positivamente a los demócratas como defensores del medio ambiente, con lo cual se estaría presentando a los republicanos como seguidores secundarios de un discurso ambiental que en su enfoque primario es propiedad de sus competidores políticos, y que aunque la lucha contra el cambio climático tenga válidas razones ambientales eso no conviene a los objetivos políticos del Partido Republicano.

Sin embargo, la verdad científica siempre ha de estar por encima de cualquier interés político de partido o de gobierno, pues las fronteras políticas sólo existen a nivel de la superficie de cada territorio particular, pero no existen a nivel de nuestra atmósfera global, y ya está demostrado que el daño ambiental que estamos causando desde el inicio del desarrollo industrial se está incrementando de manera exponencial, y conscientes de ello los presidentes y jefes de Estados se pusieron de acuerdo en París para reducir las emisiones de dióxido de carbono, metano, dióxido de azufre y óxidos nitrosos, gases procedentes mayormente del uso de combustibles fósiles para la producción de energía eléctrica, para el transporte y para la industria en general, ya que cada vez que consumimos 100 kilovatios/hora de energía eléctrica fósil estamos emitiendo 65 kilogramos de dióxido de carbono, y cada vez que recorremos 100 kilómetros en auto estamos emitiendo 15 kilogramos de dióxido de carbono, siendo el dióxido de carbono (CO2) el principal gas responsable del calentamiento global.

Pero aunque esta extraña decisión política de momento entorpece acuerdos ambientales que tomaron muchos años para su estructuración, la inmediata respuesta de parte del liderazgo político mundial, principalmente las duras repuestas de los gobiernos de Alemania, Francia, Italia y China, así como las oportunas e inmediatas respuestas de Barack Obama y de muchos alcaldes de grandes ciudades de los Estados Unidos, hacen pensar que en algún momento el presidente Trump deberá reconsiderar su decisión de abandonar el Acuerdo climático de París, salvo que esté dispuesto a invertir muchos recursos económicos en nuevas tecnologías para cumplir lo que acaba de ser anunciado por el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, quien ha dicho que “Estados Unidos mantendrá sus esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero”, lo que quiere decir que Estados Unidos lo haría a su manera, sin las presiones de otros países, pero fundamentalmente sin las presiones de la Unión Europea que por ser el tercer emisor de gases de efecto invernadero ha asumido con mucha seriedad el compromiso de las reducciones de las emisiones de gases, al extremo de que Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, acaba de anunciar que “Al día de hoy, intensificamos nuestra cooperación con China sobre el climático, pues esta lucha continuará con o sin Estados Unidos”, siendo esta la primera crisis política internacional que Donald Trump enfrenta por un motivo estrictamente ambiental.

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