Ahora que en el PLD se trabaja por el Congreso Comandante Norge Botello, han comenzado a surgir una que otra disidencia pública de figuras y/o dirigentes de los niveles medios e intermedios con el poderoso Comité Político. Aunque es entendible que hayan esas disparidades, lo novedoso es que se diluciden por los medios de comunicación, conociendo como se manejan estos asuntos en el partido morado, contrario a como lo hacen los perredeístas que mientras la confrontación más se publicita más seguidilla les da a los protagonistas. Las contradicciones entre alguna gente de la que se dice está en la mitad del sándwich con la cúpula peledeísta viene de las ansías de muchos por ascender orgánicamente, propósitos que ven frizados por la permanencia de larga data de la vieja guardia en la membresía decisoria del poderoso CP. Pero si bien es cierto que las organizaciones políticas requieren mantenerse a tono con los tiempos, también es cierto que un partido no puede desprenderse de quienes han sido y son sus principales activos, estén viejos o no, sean dinosaurios o corderitos. Para eso se han acogido muchas organizaciones en el mundo de hoy a lo que los teóricos llaman la cohabitación, manteniendo sus diferencias en la diversidad, sin menoscabo del reconocimiento a la experiencia y a la renovación. Guste o no, eso es así…
La Mulata III
El caso de La Mulata III, en Puerto Plata, todavía dejará mucho de qué hablar y escribir. Me cuentan que la madeja apenas ha comenzado a desenredarse, y que faltan muchos patos por caer al agua. Lo cierto es que luce, sea o no sea así, que hubo un intento inicial por tapar situaciones, quién sabe con cuáles propósitos (aunque todos nos lo imaginamos), y que hay gente involucrada que parece tiene buenos padrinos, pero hay que reconocer que se está avanzando. Antes, un caso así, donde se presume que hay pejes gordos, rellenitos, fácil que se iba al saco aquel: el del olvido. A eso hay que darle seguimiento…
