El énfasis en la construcción de escuelas físicas, ¿es por una incapacidad de ser innovativos para desarrollar la teleeducación, es decir, la educación a distancia, que es posible hacerlo masivamente mediante Internet? ¿Garantizamos una educación de calidad sin la capacitación masiva y profunda de los maestros, su cualificación y mejoramiento de sus condiciones de trabajo?
Si tuviésemos la clarividencia (algunos le llamarían voluntad política) de poder aprovechar el primer año para desempolvar los numerosísimos planes de innovación, aunque sea experimentando, para probar las mejores prácticas pedagógicas y reproducir en todo el territorio nacional ya habríamos aprovechado el primer año de gobierno para que en el segundo año, que es el 2014, para desarrollar un plan de acción de alto impacto.
Argentina, la de los Kirchner, han dedicado 6.0% del PIB en 2009 y 5.8% del PIB en 2011 (según lo informa el Banco Mundial). Costa Rica (más comparable con R.D.) invirtió el 6.2 % del PIB en 2009 y Cuba fue del 13.1% del PIB en el 2009. Por lo tanto, queda preguntarnos: ¿importa la cantidad más que la calidad del gasto en educación?
Por lo tanto, si de verdad el pueblo dominicano luchó por un presupuesto del 4% del PIB para la Educación, la tarea se completa con la demanda de la calidad del gasto. No es tanto aprovecharse para aumentar los magros ingresos de los trabajadores de la enseñanza, sino evaluarlos y, en consecuencia, establecer escalas de capacitación en concordancia con las mejores prácticas pedagógicas. Arriesgarnos a experimentar con las nuevas tecnologías.
Evidentemente, creo que debemos tener las dos preocupaciones con el presupuesto público para la educación: el monto (que sea más) y la calidad (que sea mejor). Por lo tanto, presentar un presupuesto que cumpla con la Ley del 4% del PIB destinado a la Educación no es suficiente si no se gasta todo o no se gasta bien.
