60 años de la Diócesis de Santiago

Son muchos los que me han pedido que publique íntegro el texto de mi homilía, tenida en la celebración de la Eucaristía con motivo del 60 Aniversario de la Diócesis de Santiago (25 septiembre 1953-2013), ya que las reseñas periodísticas han…

60 años de la diócesis de Santiago

INTRODUCCIÓNLos aniversarios siempre se celebran de alguna manera.  Dios nos lo enseña de muchos modos. Hay unos años para celebrar aniversarios más significativos que otros, como por ejemplo, 5, 10, 15, 25, 30, 40,…

Son muchos los que me han pedido que publique íntegro el texto de mi homilía, tenida en la celebración de la Eucaristía con motivo del 60 Aniversario de la Diócesis de Santiago (25 septiembre 1953-2013), ya que las reseñas periodísticas han acentuado sólo uno u otro aspecto.

Esta vez no escribí previamente el texto, sino que, según uno de mis métodos, tuve como base un esquema, más o menos desarrollado. Así, pues, les entrego una transcripción de mi exposición no-escrita. Notarán en ella, por lo tanto, más un estilo coloquial que escrito. El hilo conductor ha sido: dar gracias, pedir perdón y lanzarnos al futuro con renovado impulso misionero. Hela aquí:

1. Los eunucos
En una celebración como ésta se nos ofrece mucho material bíblico. Sin embargo, escogimos estas tres lecturas, la primera del Profeta Isaías, capítulo 56, 1.6-7; el Salmo 95; la segunda, tomada de la primera carta a los Corintios, capítulo 12, 3b-7.12-13; y el Evangelio de San Mateo 16, 13-19, porque creemos que son significativas para hoy.

La primera lectura, tomada del profeta Isaías, habla de los eunucos. Este es un tema del Antiguo Testamento, un texto muy hermoso. ¿Quiénes son los eunucos? Los eunucos, por el Reino de Dios, son los que han renunciado al matrimonio para dedicarse al servicio del Señor. Él les dice: “No piensen que somos débiles, piensen que ustedes van a tener una gran familia y que ustedes se van a entregar y van a servir a la casa del Señor”. Se anima a esos eunucos para que crezcan en ese servicio.

En la Arquidiócesis de Santiago, durante estos 60 años, hemos tenido “los eunucos”, por el Reino de Dios, que son los sacerdotes, que han sido muchos. Ellos se han entregado eligiendo el servicio a esta Arquidiócesis, sin compromisos familiares. Por eso damos gracias a Dios, por las innumerables vocaciones sacerdotales que hemos tenido. Esa ha sido una de las tareas propias de estos 60 años y, por eso, Mons. Polanco Brito creó, hace ya 50 años, el Seminario Menor, un seminario que ha crecido hasta incluir hoy día un Pre-filosofado, un Filosofado y el nuevo Seminario Redemptoris Mater, para nosotros poder formar a esos hombres que se dedican a este servicio a tiempo completo.

Junto a ellos tenemos que hablar de la legión de mujeres, que también renunciaron al matrimonio, para consagrarse en la vida del celibato: las religiosas, las consagradas, que son muchísimas en Santiago de los Caballeros. Monseñor Flores Santana instauró las vírgenes consagradas, que no entran en conventos religiosos, sino que se quedan en sus casas. También hemos instaurado, como parte de estos 60 años, las viudas consagradas. Todo ese grupo de mujeres hace parte de nuestra celebración.

En estos 60 años es uno de los motivos de dar gracias a Dios. No podíamos dejar pasar estas fiestas sin recordar a todos esos hombres y mujeres consagradas. Pero, al mismo tiempo, pedimos perdón por nuestros pecados, por los pecados, los fallos, de los sacerdotes, de las religiosas, de los consagrados. ¿Por qué? Porque no somos perfectos. Somos santos, pero también pecadores, como ha repetido el Papa Francisco.

2. Los laicos y laicas
En esta Diócesis también dábamos gracias al Señor con el hermoso Salmo responsorial cuando decíamos: “Haced discípulos de todos los pueblos”. En esta Diócesis ha habido un auténtico trabajo misionero también de parte de los laicos y laicas. Queremos agradecerle al Señor todo ese trabajo: “Canten al Señor un cántico nuevo, canten al Señor toda la tierra”. Hoy tenemos que cantar un cántico nuevo, hoy tenemos que proclamar la victoria de nuestro Señor.

El Papa, en el mensaje de felicitación que nos hizo llegar a través del Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Tarcisio Bertone, nos hablaba de tres tareas: la Palabra, la Oración y el Servicio de la caridad; ellas son los tres pilares en nuestro ministerio de la Iglesia. Por eso, se ha predicado la Palabra de Dios, se ha celebrado la Liturgia -la Oración-, y se ha practicado la Caridad. Este trozo del Evangelio, este salmo que hemos recitado, “Vayan al mundo entero y proclamen a todos los pueblos el Evangelio”, se ha cumplido aquí en estos 60 años; por eso damos gracias al Señor. Cuántos de ustedes, aquí presentes, están empeñados en esas mismas tareas: o están predicando en la catequesis o en otras formas de predicación o están en la oración intercediendo o están practicando la caridad de muchas maneras.

El Papa en su mensaje nos invita a seguir predicando y orando, porque todavía nos falta. Por eso vamos a dar gracias a Dios por lo que hemos hecho, pero también a pedir perdón por todo lo que no hemos hecho en estos 60 años, por los malos ejemplos que hemos dado.

3. Carismas y ministerios
Esta Arquidiócesis de Santiago es un pueblo donde hay muchos carismas suscitados y guiados por el Espíritu Santo. Cuántos carismas hay entre ustedes los laicos y laicas; son tantos los servicios, tantos los ministros. Podemos hablar de tantos ministerios, que nacieron en Santiago: háblese de los catequistas, de los presidentes de asamblea; dígase lo mismo de los diáconos permanentes, de predicadores en todas las formas de vida, sacerdotes, religiosas y laicos. Dice San Pablo que en el Cuerpo de Cristo, la Iglesia, vive y el Espíritu Santo, suscita carismas diferentes para el servicio de la comunidad. Por eso le damos gracias a Dios. No podían pasar 60 años sin decir: “Señor, gracias”.

Pero también tenemos que pedir perdón porque no hemos fomentado los carismas recibidos. También tenemos que pedir perdón al Señor por todas las veces que no hemos dejado crecer los carismas propios. Aquí hablo de todos nosotros; de los obispos, de los sacerdotes, de los laicos y laicas, de las monjas, que impedimos y ahogamos el Espíritu Santo. Sí, es verdad que ha habido crecimiento, pero también hay que decir: “Señor, perdónanos por las veces que hemos cortado las alas al Espíritu Santo”.

4. Iglesia fundada sobre Pedro
Hoy decimos Santiago es la Iglesia. El Papa Francisco nos vuelve a recordar que la Iglesia es una en el mundo entero, la Iglesia es universal y que se manifiesta en las Diócesis. Nosotros somos parte de la Iglesia Universal y sabemos que esa Iglesia tendrá que enfrentar muchos obstáculos, pero “las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”. Por eso nosotros damos gracias al Señor, porque esta Iglesia de Santiago está fundada sobre Pedro, sobre la piedra, está fundada para siempre.

Nosotros podremos tener muchos fallos y nos atacará el Diablo de muchas maneras. Uno de esos ataques es sembrar cizaña en medio de todos nosotros. Cuando le preguntan al Señor: “¿Señor cómo en tu campo hay cizaña?”. Él responde: “Un enemigo mío, el Diablo lo ha hecho mientras mis servidores dormían”. San Agustín afirma que en la Iglesia la cizaña nos hace sufrir mucho.

Por eso tenemos que decir: “Señor, el enemigo ha sembrado cizaña en medio de nosotros. Perdónanos Señor, ten misericordia de nosotros”. Cuando nos descuidamos y nos dormimos, el enemigo nos ataca para destruirnos y hacernos daño. Ese es uno de los ataques del maligno, sembrar cizaña. Y otra cosa, la Iglesia siempre será perseguida, siempre, pero las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.

Vivimos esas dos dimensiones: la dimensión del pecado, la cizaña. Por eso afirmamos: “La Iglesia tiene siempre que purificarse de la cizaña”. También la dimensión de la persecución. “La Iglesia será siempre proseguida” y no hemos de extrañarnos de eso. La Iglesia siempre tendrá que purificarse y renovarse. Pero esa Iglesia, a pesar de todo, está fundada sobre Pedro y, por ende, damos gracias y agradecemos al Señor esta Iglesia.

5. Para el futuro: Impulso Misionero y Evangelizador
El Papa Francisco, en el Mensaje que nos envió, nos escribe como queriendo decir: “Señores, la Iglesia de Santiago cumple 60 años. Ella está en las islas de El Caribe, pero está unida a Pedro; está unida al Papa Francisco, está unida al sucesor de Pedro y esa Iglesia no se quebrantará”.

Como Iglesia peregrina en el Cibao tenemos 515 años, pero como diócesis 60 años. Estamos unidos a Pedro y por eso tiene tanto sentido esa carta del Papa en la que que nos dice al final, después de invitarnos a seguir en la tarea de la Palabra, de los Sacramentos y de la Caridad: “Dar un mayor impulso misionero y evangelizador para llevar a todos los hombres el mensaje cristiano de salvación”.

La petición que hacíamos durante los 60 días de preparación para la celebración de estos 60 años era justamente esa: “Señor, danos la gracia del impulso misionero; Señor, danos la gracia de la evangelización”.

El Papa nos invita a tener un impulso misionero y evangelizador. ¡Qué hermoso que el Papa, sin haber hablado con nosotros, nos motive a buscar ese impulso misionero que hemos estado pidiendo al Señor. El Plan Nacional, el Plan Arquidiocesano de Pastoral nos están invitando a ese impulso misionero y, precisamente, el Papa lo reafirma.

CONCLUSIÓN

Señor, gracias por estos 60 años y por todo lo bueno que hay. Señor, perdónanos nuestros pecados. Señor, danos ese impulso misionero, que nos comprometamos con el Plan Arquidiocesano y, dentro de él, con la Misión Continental. Señor, ayúdanos a escuchar esas palabras del Papa Francisco.
De corazón, yo quiero agradecer al Papa este mensaje que nos ha hecho llegar, porque nos confirma en la fe. Eso es parte de su ministerio.

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INTRODUCCIÓN

Los aniversarios siempre se celebran de alguna manera.  Dios nos lo enseña de muchos modos. Hay unos años para celebrar aniversarios más significativos que otros, como por ejemplo, 5, 10, 15, 25, 30, 40, 50, 60, 75 ó 100 años. La Diócesis de Santiago se apresta a celebrar el miércoles 25 de septiembre de 2013 sus 60 años de erección.  Sin lugar a dudas, que tendremos muchas expresiones con  tal motivo.

I. Celebración Central 

La celebración central será en la Catedral Metropolitana.  Coincide con la “conmemoración de San Cleofás, discípulo del  Señor, al que con el otro compañero itinerante le ardía el corazón, cuando Cristo, en la tarde de la Pascua, se les apareció en el camino explicándoles las Escrituras, y después, en la Casa de Cleofás, en Emaús, al conocer al Salvador en la fracción  del pan” (Martirologio Romano).

II. Preparación

Nos prepararemos para esta gran celebración con 60 días de oración, que comenzará el 24 de julio y concluirá el 24 de septiembre, ante el Cuerpo Eucarístico de Cristo y ante un cuadro de la Virgen de la Altagracia u otra imagen de ella, rezando el rosario con los textos bíblicos correspondientes y una breve reflexión.  Para esto último podremos utilizar como instrumento “El Rosario con la Virgen de Altagracia y con el Beato Juan Pablo II”, que se pondrá al servicio de todos.  Se puede utilizar, igualmente, cualquier otro instrumento, con tal de que ofrezcan con más detalle el texto bíblico, al que se refiere el misterio correspondiente.

Escogemos el número de 60 días como un símbolo de los 60 años.

Las intenciones serán tres:  1. Acción de gracias al Padre por Jesucristo en el Espíritu Santo por los grandes bienes concedidos a la Diócesis en estos 60 años, sobre todo, cada vez que digamos “Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo” y la primera parte del Ave María. 2. Petición de perdón, por intercesión de la Virgen en cada Ave María,  cuando decimos “ruega por nosotros pecadores” por nuestros pecados de “pensamientos, palabras, obras y omisiones”, de toda la Iglesia arquidiocesana, tanto de obispos, como sacerdotes, diáconos, consagrados, consagradas, laicos y laicas en los más diversos ministerios y estilos de vida. 3. Oración de intercesión los unos por los otros, en plural también, teniendo en cuenta las siete peticiones del “Padre Nuestro” y las Letanías de la Santísima Virgen María. Sobre todo vamos a encomendar los próximos 60 años, que estarán marcados por nuestra labor de hoy dentro del Plan de Pastoral con la Misión Continental.

A ello se añaden las demás preces que se acostumbran a rezar en la Exposición del Santísimo.

III. Dónde

Se ha de tener esta “oración de comunión arquidiocesana” en todos los lugares donde haya un Sagrario: parroquias, capillas, casas de religiosas, seminarios, noviciados, sean pequeños o grandes esos lugares de culto a  Cristo Eucaristía.
Al menos una vez al día, de manera continua, a la hora que se considere mejor, con pocos o muchos participantes, bastando dos, como dice el Señor Jesús, “donde hay dos o más reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18, 20). Esa comunidad, compuesta por pocos o muchos. sería un signo de toda la comunidad arquidiocesana.

A esta visita al “Cuerpo de Cristo” en el Sagrario vamos a agregar las visitas al “Cuerpo de Cristo”, sufriente en los enfermos y en los más pobres y necesitados.  Aumentemos en esos días nuestro amor, bondad  y caridad solidaria.  También estos gestos serán signos de acción de gracias, reparación por nuestros pecados e intercesión.

IV. Quiénes

Como en toda práctica pastoral de la Iglesia, sean los presbíteros, diáconos, presidentes de asamblea y otros dirigentes y ministros laicales los primeros animadores de esta jornada de 60 días de oración, que en todo caso hará mucho bien.

Pido, asimismo, a las asociaciones, movimientos apostólicos y nuevas comunidades, que tomen esta misión como algo propio, se empeñen en llevarlas a cabo, propongan con la libertad del Espíritu Santo iniciativas para realizarla y apoyen generosamente las actividades al respecto en sus parroquias, comunidades sectoriales o pequeñas comunidades eclesiales.
Los enfermos u otras personas que no puedan asistir ante un Sagrario, por las razones que sean, recuerden que sus hogares son también “Santuarios de oración” y organicen, entonces, en familia y tal vez con familias vecinas, lo mismo:  el rosario,  la Altagracia, la Biblia y en lugar del Cuerpo Sacramentado de Cristo, coloquen una Cruz o una imagen del Corazón de Jesús.
Les invito, pues, a unirse como “comunidad familiar” a la gran “comunidad arquidiocesana”.

V. Seremos escuchados

Recordemos de nuevo esta enseñanza del Señor Jesús:  “Les aseguro que si dos de ustedes se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre, que está en los cielos”  (Mateo 18, 19).  Si nos ponemos, pues, de acuerdo para dar gracias al Padre por estos 60 años de vida arquidiocesana, seguro que Él lo aceptará; si le pedimos por nuestros pecados de esos años, también nos perdonará y nos perdonaremos también nosotros mismos para cumplir a cabalidad la petición del Padre Nuestro, “perdónanos nuestros pecados, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido; si oramos los unos por los otros durante este período, sin lugar a dudas que esta celebración será lluvia de gracias y bendiciones para todos y todas.

VI. Colofón

Echando una  rápida mirada a los 60 años de intensa labor espiritual, formativa y pastoral, pienso que se pueden adelantar estas siete definiciones de la Diócesis de Santiago:

1. Es una Diócesis de la Catequesis. Esta característica, notable en ella, comenzó ya con su primer Obispo, Monseñor Polanco, cobrando un impulso decisivo con su segundo Obispo, Mons. Adames, al lanzar su Célebre Centro Catequístico San Carlos Borromeo, primero de este género en el País. El mismo permanece vigente y muy activo en nuestros días.  2. Es una Diócesis Eucarística, como la definió Mons. Adames, en la que la devoción a la Eucaristía es sobresaliente, encontrando sus mejores expresiones en su multitudinaria procesión del Corpus Christi, la adoración, diurna y nocturna del Santísimo y la multiplicación de Sagrarios, al desear cada sector urbano o comunidad rural tener el suyo en su propia capilla.

3. Es una Diócesis impulsora de los ministerios. Ella es la primera en instaurar el Orden de los Diáconos en la República Dominicana, creadora del Ministerio de Presidentes de Asamblea, del Ministerio de los enfermos con la facultad extraordinaria de dar la Comunión, del establecimiento de los Ministerios del lector y acólito de manera permanente y de una gran multiplicidad de ministerios laicales no instituidos, todos con centros propios de formación.

4. Es una Diócesis eminentemente mariana, que peregrina cada día o al menos cada semana, por grupos o familias, al Santuario de la Altagracia en Higüey o en el mismo Santiago y otros lugares del culto altagraciano como también al Santuario de Nuestra Señora de las Mercedes en el Santo Cerro o Jánico; se reza el Rosario de manera personal, en familia, en cada parroquia, comunidad urbana o rural, antes de las celebraciones de la Eucaristía o de la Palabra. Florecen en su seno varios movimientos misioneros. Esta línea teológico pastoral la recoge muy bien esta expresión popular: “Esta es la tierra de María Santísima”.

5. Es una Diócesis marcada por el “diálogo con los constructores de la sociedad”, manifestado en la participación activa de sus Obispos en organizaciones de la sociedad civil y en la dinámica de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra. De esta manera, la acción de los laicos cobra mucha importancia “ad intra” con los ministerios laicales y “ad extra” en la relación con los constructores de la sociedad.

6. Es una Diócesis que acentúa su autonomía económica, con una pastoral de las ofrendas, en la que los fieles son generosos en aportar y los sacerdotes, antes que buscar ayudas de fuera, buscan primero resolver sus necesidades desde dentro con aportes locales. Lo mismo hay que decir de las obras sociales a favor de los pobres: si bien recibe ayudas de agencias extranjeras, sabe aportar desde su seno, ayudando otras Diócesis y países con recursos locales.

7. Es una Iglesia con conciencia misionera “ad extra”, enviando presbíteros a Diócesis hermanas y fomentando una pastoral vocacional sacerdotal que permite tener presbíteros suficientes para sus necesidades pastorales internas y para enviar a la misión fuera de su territorio. Así mismo es abierta a recibir misioneros y misioneras con los más diferentes carismas, promoviendo incluso que de sus comunidades locales surjan vocaciones para las diferentes Órdenes, Congregaciones, Institutos de Vida Consagrada o Asociaciones de fieles y que en su territorio se establezcan Casas de formación para todos estos diversos carismas y formas de vida de la Iglesia.

CONCLUSIÓN

CERTIFICO que nuestro trabajo “60 Aniversario Diócesis de Santiago”  quiere ser una invitación a celebrar, como debe ser, este aniversario con un tiempo de preparación, celebraciones centrales y otras más, si se cree oportuno.
DOY  FE Santiago de los Caballeros, a seis (6)días del mes de junio del año del Señor  dos mil trece  (2013).

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