70 años levantando y cuidando tumbas

Nació en 1942, año en que se fundó el Cementerio Nacional de la avenida Máximo Gómez. A los cinco años, Ángel Suero ya ayudaba a su tío a cargar latas de agua que utilizarían en la construcción de tumbas.

Nació en 1942, año en que se fundó el Cementerio Nacional de la avenida Máximo Gómez. A los cinco años, Ángel Suero ya ayudaba a su tío a cargar latas de agua que utilizarían en la construcción de tumbas.A su corta edad no le asustaban las historias tenebrosas que se tejían acerca de los cementerios. “ ¿Miedo?, miedo le tengo yo a los vivos. Cómo le voy a tener miedo a los muertos”, expresó sentado entre tumbas. Aprendió tanto del oficio, que hoy dice con orgullo ser “el cuidador de tumbas más viejo del cementerio”.
Ya no tiene el mismo vigor de antes y un bastón le guía para no tropezar, debido a que está perdiendo la visión, pero presume conocer de memoria el camposanto.

Con 74 años de edad, “Angito” es responsable de dar mantenimiento a los mausoleos de familias sonoras como los Viccini Cabral y Los Peinado. También vela por el cuidado de la tumba de Luis Amiama Tió.

En una amena conversación con reporteros de elCaribe, buscó entre sus recuerdos y dijo “yo venía detrás de un tío mío. Me ponía a cargar laticas con agua a dos cheles. Y así me fui acostumbrando. Y me puse a cuidar tumbas”.
Aunque ha perdido facultades, sus vivencias siguen intactas en su mente. Narra con fluidez como atravesaba alambreras para llegar al camposanto, ubicado en la avenida Máximo Gómez.

En esos días de mucho trabajo, podía durar todo el día en el cementerio. Actualmente su jornada inicia a las siete de la mañana y culmina a las 12 del mediodía. “Ya no soy el mismo. Cuando se podía entrar aquí a las seis de la mañana, yo estaba fajado limpiando tumbas hasta el día entero, pero ya mi salud no me lo permite”, expresa.

Como sus ojos le fallan, su hermano lo acompaña para dar mantenimiento aquellas tumbas que tienen objetos de valor. El pago de su trabajo lo recibe mensual, cada tres y seis meses y hasta anual.

Se empleó en diversas empresas, pero nunca se apartó del cementerio. De esta manera mantuvo a sus siete hijos, dos de ellos son militares y uno médico. El mayor siguió sus pasos; es miembro del Sindicato Unido de Trabajadores de la Máximo Gómez, entidad fundada por un grupo de albañiles en 1989, entre ellos estaba Angito.

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