El 911 y la intolerancia ante la sana crítica

Quizás el hecho de que durante décadas la oposición política se haya excedido en las críticas contra los diferentes gobiernos, y que en esas críticas se haya mezclado lo bueno y lo malo, ha llevado a muchos funcionarios de gobiernos a ser sordos,&#8

Quizás el hecho de que durante décadas la oposición política se haya excedido en las críticas contra los diferentes gobiernos, y que en esas críticas se haya mezclado lo bueno y lo malo, ha llevado a muchos funcionarios de gobiernos a ser sordos, y peor aun, hasta intolerantes ante la sana crítica que busca que las deficiencias en los servicios de la administración pública sean corregidas para el bienestar de toda la sociedad.

Nadie ha visto a un niño cantar cuando se le pone una inyección, pues como la inyección del medicamento produce dolor, el niño llora y se resiste a ser inyectado, pero el llanto del niño no impide que el médico ponga la inyección, y los padres permiten que se le ponga la inyección conscientes de que buscan la mejor solución; y a nadie se le ocurre pensar, que el médico es enemigo del niño, porque al inyectar le pone a llorar.

En nuestro artículo del pasado lunes, nos quejamos del sistema de emergencias 911 porque nunca enviaron una ambulancia ante el llamado de emergencia hecho por varias personas, incluidos nosotros, para que enviaran una ambulancia a la dirigente política Jeannette Dicló, quien había sufrido un paro cardíaco mientras descansaba en su cama, y a donde en lugar de enviar una ambulancia enviaron un motor sin ningún equipo para infartos.

Pero nuestra sana crítica, en lugar de ser recibida con humildad correctiva, como de seguro lo haría Danilo Medina, fue asumida de manera intolerante por quienes desde el palacio nacional administran y promueven el 911, y la respuesta absurda desde el mismo palacio nacional fue dar a conocer un pedazo de un primer audio (3:00pm), editado a conveniencias, donde se nos escucha reclamar, de forma enérgica, para que envíen una ambulancia a una vecina con infarto, porque una ambulancia a tiempo, con un desfibrilador, quizás podía retornar los signos vitales de mi amiga y vecina Jeannette Dicló.

Pero en el palacio nacional escondieron un segundo audio, donde otro operador del 911 nos llama amablemente a nuestro teléfono celular (a las 3:06pm) para reconfirmar la dirección del servicio, y decirnos que el servicio ya estaba en camino, aunque el servicio llegó tarde, y en un motor, no en ambulancia, pues la ambulancia nunca llegó, pero a funcionarios del palacio no les gustó que lo escribiéramos en nuestro artículo de elCaribe, ni que la gente que leía el artículo se desahogara contando sus frustrantes experiencias similares, como Celenia Sirí, quien narró en Twitter que su padre murió de infarto porque pidió ambulancia al 911 y le enviaron un motor.

Hay que ser muy insensible ante la vida del prójimo, y muy poco humano frente a una persona infartada, para mandar a criticar, de manera irreflexiva, el que hayamos dicho, en tono firme y enérgico, ante la torpeza de las preguntas innecesarias que hacía el operador 911, que le diríamos a Danilo Medina y a Gustavo Montalvo las ineficiencias del sistema 911 (lo cual hicimos a través de la TV y a través de nuestro artículo del pasado lunes), y que podíamos llevar al operador ante los tribunales por negligencia en el servicio, porque todos los ciudadanos tenemos el legítimo derecho a decirle a un Presidente de la República, y a un Ministro, las cosas que van mal en una institución de emergencias que se promueve en los medios como lo máximo; y todos tenemos derecho de acudir a los tribunales si vemos que algún servicio público es brindado con negligencia ante una emergencia.

No es lo mismo, ni es igual, estar en el palacio nacional, cómodamente sentado, con aire acondicionado, que estar en medio de una crisis donde una persona yace con falla cardíaca, y llamar al 911 pensando que una ayuda médica rápida puede revertir la falla; pero lo que no sabían quienes difundieron el audio editado era que tanta gente diría en las redes sociales, y en los medios, que les gustaría ver la reacción de un ministro gubernamental que pida una ambulancia de emergencia y le hagan preguntas torpes e innecesarias para llenar espacio de tiempo en lo que consiguen un motor porque en realidad en ese momento no tienen una ambulancia disponible.
El 911 es visto como el niño mimado del Gobierno de Danilo Medina, pero en lugar de que sus padres se manejen con intolerancias y ñoñerías, lo correcto sería que las falencias visibles en el sistema 911 sean corregidas con una inyección de eficiencia, con menos preguntas y con más prontitud, aunque el niño llore cuando le pongan la inyección que busca la solución a un visible mal que afecta  al 911, y afecta a toda la nación.

En el palacio nacional hay funcionarios que tienen mucho que aprender de la gran capacidad de escuchar y corregir que tiene el Presidente Danilo Medina. l

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