Afirma el debate salarial oculta lucha por control del magisterio

Roberto Fulcar consideró que la calidad de la Educación y la dignificación de la vida de los maestros van de la mano.

Roberto Fulcar consideró que la calidad de la Educación y la dignificación de la vida de los maestros van de la mano.El consultor y educador Roberto Fulcar calificó como “falso debate” la discusión que sostienen diferentes sectores contraponiendo un incremento salarial a los maestros y la inversión para impulsar la calidad de la educación dominicana, ya que como trasfondo “existen otros intereses”.

Sostiene que la dignificación de la vida de los educadores es un factor de primer orden para lograr procesos educativos de calidad. El también director de Políticas de Educación del Partido Revolucionario Dominicano, afirmó que existe una errónea creencia en funcionarios, así como en sectores y personas, que responsabilizan a los profesores de la baja calidad de la educación, y hasta han planteado que no debiera invertirse en salario parte del 4% que se asignó a Educación porque esos fondos deben dedicarse a impulsar la calidad de la enseñanza.

“Esa discusión sin sentido tiene su origen en la falta de comprensión del carácter multifactorial y multidimensional de la calidad de la educación, similar a posturas simplistas asumidas en la década de los años 80s por determinados sectores conservadores, entre los cuales subyacen, además, agendas ocultas que nada tienen que ver con la real defensa de la educación”, afirmó.

“Entre las agendas ocultas bajo el falso debate educativo”, apuntó, “se encuentra la lucha interna entre sectores del oficialismo por el control administrativo de las instituciones educativas y por el liderazgo del sector magisterial; así como el interés de grupos y personalidades por influir en la orientación de la inversión educativa hacia proyecto de su interés”.

En declaraciones para elCaribe, Fulcar subrayó que la calidad de la educación, con la cual debe estar estratégicamente comprometida toda la sociedad dominicana, no es contraria, sino consustancial a una vida digna para los educadores.

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