El agua, otra vez

Cuando llegó mayo, y empezó a llover en algunas regiones, a consecuencia de vaguadas desde el oeste, los campos reverdecieron.

Cuando llegó mayo, y empezó a llover en algunas regiones, a consecuencia de vaguadas desde el oeste, los campos reverdecieron. Los niveles de las presas crecieron. Y productores, usuarios y administradores del recurso agua lo celebraron. Hasta se proclamó que había cesado la sequía.

Pero no era así. Desde finales del mes pasado y en lo que va de junio, pese al inicio de la temporada ciclónica, con la cual se estimaba que culminaría el fin del período seco, estamos descubriendo que muy por el contrario ha habido una drástica reducción de las lluvias, y del entusiasmo pasamos al desánimo.

Afortunadamente cayeron los chubascos de mayo, pero desde entonces las aguas han disminuido, particularmente en las cuencas de los principales afluentes que nutren los sistemas de acueductos del Gran Santo Domingo y San Cristóbal. Estamos claramente ante una prolongación de la indeseable sequía.
Más de 48 o cualquier cantidad de sectores no reciben agua. Algunos apenas horas de servicio y en otros sólo la ven llegar, pero cuando intentan llenar algunos recipientes ya se ha ido.

Sin embargo, parece que la población no se está dando cuenta de que estamos ante un estado crítico. La caída de la producción del sistema más importante de Santo Domingo, Jigüey-Aguacate, las tomas sobre el río Haina y los suministros que se originan en los campos de pozos, también sufren el impacto de la disminución de las lluvias.

Con la chikungunya y los brotes febriles y gripales no bien identificados por Salud Pública, es como para que las autoridades se empleen en la activación de una campaña por los medios de comunicación para que la gente entienda que el problema del agua no es necesariamente por incompetencia, como suele pensarse, sino porque las fuentes están agotándose.

La ciudadanía debe racionar el uso del agua. Es oportuno también que se empiece a pensar seriamente en buscar nuevas fuentes de tomas para la capital y sus ciudades satélites. Esa es una materia que ninguno de los últimos gobiernos ha querido acometer, aunque está clara y visiblemente identificada, con todo y costo.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas