El ajedrez en la escuela

Se le atribuye a monseñor Agripino Núñez Collado la frase: “Es bueno ser presidente de lo que sea, hasta de la República”.

Se le atribuye a monseñor Agripino Núñez Collado la frase: “Es bueno ser presidente de lo que sea, hasta de la República”. Y un servidor, para no quedarse atrás, es presidente de la Federación Dominicana de Ajedrez.

Desde hace tiempo estamos procurando que se imparta el juego ciencia como materia en nuestras escuelas. Al tocar el tema, un periodista me pidió que le explicara las razones de nuestro interés, y aunque iniciaremos una campaña al respecto, aquí van algunas.

Destacados investigadores reconocen los múltiples beneficios que brinda el ajedrez en el desarrollo de la capacidad intelectual y de las habilidades de inteligencia emocional. Afirman que el milenario juego constituye una herramienta para el mejoramiento del coeficiente intelectual y el rendimiento escolar de los niños y jóvenes que lo practican.

Atención y concentración: esta es una de las capacidades que más rápidamente promueve el ajedrez. El desarrollo de una partida puede ser arduo, con múltiples alternativas y dentro de un límite de tiempo significativo. Un descuido puede contribuir a realizar jugadas erróneas que conllevan al fracaso. El ajedrecista debe mantener un altísimo grado de concentración durante el juego, lo cual se llega a manifestar en otras áreas de su vida.

Análisis y síntesis: durante la partida, el jugador se enfrenta en cada jugada a múltiples opciones y a la necesidad de contrarrestar las amenazas del contrario. Esto implica que deba analizar varias respuestas y buscar la más apropiada.

Memoria: debido a la multiplicidad de variantes que se calculan en cada jugada, una buena memoria es un aliado muy importante para el ajedrecista. Muchas de las respuestas pueden basarse en la experiencia o el conocimiento de posiciones similares jugadas en otras partidas y para eso es necesario recordarlas.

Resolución de problemas y toma de decisiones bajo presión: durante la partida, el ajedrecista enfrenta diferentes problemas para los que debe definir y aplicar una estrategia de solución. Como el tiempo es un factor limitante en las partidas, deben también tomarse importantes decisiones sobre la estrategia a seguir bajo la presión del tiempo.

Creatividad e imaginación: en el ajedrez no es suficiente tratar de seguir patrones de jugadas estudiadas o practicadas. A fin de lograr ventajas claras sobre su oponente, el ajedrecista debe imaginar posiciones distintas a las conocidas, y definir estrategias que le permitan llegar a ellas.

El razonamiento lógico-matemático: el tipo de razonamiento empleado en el ajedrez es similar al utilizado en las matemáticas. Algunas investigaciones han mostrado una correlación entre la práctica del ajedrez y el mejoramiento de las habilidades lógico-matemáticas, fundamentalmente en los niños y jóvenes.

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