Amores de telenovela

Algunas novelas, tanto las que se escriben en algunos libros como las que se ven por televisión (¿quién dijo Televisa?), nos alimentan…

Algunas novelas, tanto las que se escriben en algunos libros como las que se ven por televisión (¿quién dijo Televisa?), nos alimentan un irreal arquetipo del amor perfecto. Corín Tellado, la escritora mexicana que escribió cientos de novelitas románticas, pintaba al hombre guapo, adinerado, inteligente, encantador, dispuesto a dar todo por su amada una vez siente que la ha encontrado.

Quién no recuerda a las «Marías» protagonizadas por Thalía (María Mercedes, Mari Mar, María la del Barrio), una muchacha pobre que lograba conquistar al más guapo, codiciado y rico joven de la ciudad, superando todos los obstáculos que se le ocurriera a la mente brillante del guionista, para terminar la historia con un «felices por siempre».

El ser humano va creciendo dentro de una burbuja construida con parámetros de perfección y olvida que por naturaleza es imperfecto cuando estable relaciones con otros, siendo la amnesia aun mayor cuando se trata de enamoramiento.

El neuropsicólogo Alejandro Antúnez va aún más lejos, asegurando que hay otros factores que inciden en la idealización: las habilidades sociales, lo que se aprende en el círculo familiar o bien podría tatarse de un asunto genético, es decir, una herencia de los padres.

Sí. Hay ciertas patologías de la personalidad que influyen en el estado de idealización de una persona dentro sus relaciones sociales: la psicopatía, la persona dependiente u obsesiva compulsiva. Antúnez explica que hay que aprender a separar si se trata de un trastorno o de un proceso emocional pasajero.

Puede tratarse, además, de un fenómeno psicológico conocido como «Efecto Halo», que consiste en juzgar a una persona por un único rasgo en concreto de su personalidad. Generalmente sucede con la belleza.

Un estudio realizado por el psicólogo estadounidense Solomon Asch indica que el atractivo es «un rasgo central» que supone que todo el que lo posee es codiciado. «El efecto halo ejerce una acción que encanta a los demás que los gratifica», afirma Antúnez.

También puede darse la versión contraria del efecto Halo, que es lo asociado a una característica indeseable. Se conoce como efecto halo invertido o «Devil Effect».

¿Es malo idealizar?

«Si», contesta sin vacilar Alejandro Antúnez. Y continúa: «Las idealizaciones son negativas porque reduces (al idealizado) como persona. Creas un paradigma irreal, que es lo contrario al ser humano». Antúnez entiende que lo correcto es admirar, porque reconoces que el hombre tiene luces y sombras; permite que aun conociendo sus defectos, por encima de ellos, sientas admiración. 

Idealizar es un acto subjetivo y reductivo, insistimos. «Por eso es malo», sentencia el entrevistado. «Si siempre estás esperando a que tus amigos te llamen, que se rían de tus chistes, que estén ahí para contestarte cuando los busques… si crees que no te van a fallar, los estas idealizando». El doctor afirma que una persona que idealiza termina por ser una persona frustrada.

Es importante destacar que cuando la idealización es patológica se vuelve compulsiva u obsesiva: quieres tener al otro constantemente contigo, lo acosas, lo tienes por encima de todo y de todos. Antúnez refiere que estos síntomas reflejan una conducta ilusoria. Al construirse una idea subjetiva, ese constructo le lleva a comportarse diferente a la realidad.

La idealización es cultural

No es solo culpa de las telenovelas y de los medios de comunicación. Cuando se cree que una mujer a los 25 años a lo menos, debe estar casada y con hijos, Antúnez dice que ese «ideal» se convierte en un prejuicio que va frustrando a las jóvenes que no lo consiguen. Es un típico ejemplo de idealización cultural.

Nota. Alejandro Antúnez es neuropsicólogo. Presta sus servicios en Neurotraninning (809-532-1992) y en Cedimat. Si quieres seguirlo en Twitter, busca @AleAntunez 

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