Un bar de la Gómez inquieta a vecinos

Botellas vacías, colillas de cigarrillo y el hedor de orina son algunas de las secuelas que dejan las noches de juerga en el parqueo del Drink 2 Go de la Máximo Gómez.

Botellas vacías, colillas de cigarrillo y el hedor de orina son algunas de las secuelas que dejan las noches de juerga en el parqueo del Drink 2 Go de la Máximo Gómez.A esto se suma el desvelo y el nerviosismo de los vecinos de Gazcue que conviven con el desorden ocasionado por los clientes de la tienda de licores, en su mayoría jóvenes, que encienden las potentes bocinas de sus vehículos con dembow y música electrónica con volumen ensordecedor.

“Aquí suenan todos los cristales del apartamento: tin tun, tin tun, tú sientes hasta en el piso la vibración de la música”, se quejó una residente del edificio Caribe ubicado en la calle Juan Sánchez Ramírez del referido sector.  En esto coincide la administración del edificio, cuyo gerente confirmó a elCaribe que el escándalo que proviene del “drink” le ha llevado a perder inquilinos. “Hay muchos apartamentos vacíos porque la gente tiene miedo de alquilar con ese ruido. Hemos hablado con el dueño de forma amigable, pero nada, ellos alegan que no ponen música que son los carros que vienen. Hemos llamado a la Policía y se controlan por un par de días, pero la situación vuelve”. 

Durante los fines de semana, todos los parqueos  de la plaza comercial D´Agostini son ocupados por la clientela hasta altas horas de la madrugada.
En la estación del metro, Joaquín Balaguer, el personal de seguridad ha tenido que colocar unos barrotes con cintas de seguridad para impedir que los jóvenes se aproximen a la parada.

“Los días de pago esto es un desorden, ponen una música altísima que hace que vibren todas las ventanas porque lo que pasa es que en este país hay una cultura del bullicio que destruye los nervios de la gente”.

Personas consultadas, que prefirieron no revelar sus nombres, dijeron que los propietarios de esta cadena de establecimientos licoreros tienen buenas relaciones con miembros de la Policía Nacional y que por eso los dejan operar sin ningún problema. “Incluso me han dicho que hay un general que cuida a los que beben en el “drink” de la Tiradentes”.

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