Siempre he creído que el torneo de baloncesto superior del Distrito Nacional es salvable. A pesar de que a simple vista parece una quimera, entiendo que la Asociación de Baloncesto del Distrito Nacional (Abadina) puede tomar muchas medidas lógicas y sencillas que pudiesen provocar el reverdecimiento de este evento que, aún cuando muchos apostaron a su desaparición, aguantó fuertes tempestades.
Hoy existe una valiosa oportunidad de hacer una movida definitiva que sería así como una especie de prueba final: si fracasa, desaparece el torneo, si funciona, entonces seguirá para que continúe mejorando. Pero en estos momentos no necesariamente se trata de un asunto de cantidad, sino de calidad. Es por eso que la idea de hacer un torneo con más de seis clubes sencillamente me parece una exageración de marca mayor.
No creo que la actual estructura soporte el peso que significa tener a ocho o diez equipos terciando en un evento, ni en lo comercial ni en lo que respecta al apoyo del público. No es el mejor momento para inventar con eso, aunque en un futuro cercano sí sea posible.
Apoyo abiertamente que entren los clubes Mauricio Báez y Rafael Barias porque son dos equipos con una gran legión de seguidores, una buena razón para organizar un torneo decente, pero bien hecho.
No hacemos nada con incluir a ocho o diez equipos cuando sólo unos pocos tienen los mecanismos de captar recursos para auto gestionarse y no depender en toda su dimensión de los ingresos por boletería que están llamados a recibir de la organización. Ese aspecto, la boletería, debe quedar claro de inmediato, ya que fue unos de los detonantes que generó la salida del club Rafael Barias después de ser campeón en 2009.
El tema de aceptar los equipos que no pertenecen al Distrito Nacional también debe ser estudiado con mucha cautela, aunque de entrada estoy de acuerdo con eso siempre y cuando se pongan claros una serie de puntos en ese sentido.
La Abadina tiene una preciosa oportunidad de salvar el torneo, es bueno que la aprovechen, pero que al mismo tiempo no la desperdicien, porque podría ser la última.
